Noche y niebla

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¡Buenas, queridos lectores y lectoras! 

Bienvenidos a Noche y niebla, un fanfic interactivo donde los lectores tendréis mucho que decir. ¿Cómo funciona? 

Al final de cada capítulo, podré una pregunta sobre el siguiente capítulo, así como varias respuestas sobre lo que pasará. Los lectores elegiréis la opción que más os guste y así construiré el siguiente capítulo. 

La primera interacción ya la puse en el último capítulo de Compañeros de habitación. La pregunta era: ¿queréis que Katsuki e Izuku se conocieran previamente como amigos de la infancia o que se conocieran en el campo de concentración? Y la mayoría votó por la primera opción, así que con ella comienzo. 

Antes de que comencéis a leer os advierto que será un fic que irá en mi línea, es decir, violencia, angustia, romance... pero como ya sabéis, me gustan los finales felices, y este fic también tendrá un final feliz. Así que no os preocupéis. 

Sin más dilación, os dejo con el primer capítulo y volveré al final de él para haceros la siguiente encuesta. 

¡A disfrutar! 

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Eran las dos de la madrugada cuando llegó el tren que entraría aquella semana. Katsuki observó a través de las rejillas de la persiana la horda de personas sin don que llegaban al campo, desconcertados y temerosos. Había gente de todas clases: niños, adolescentes, ancianos... incluso familias completas que habían tenido la desgracia de nacer sin ningún tipo de poder y que ahora se veían arrastrados a aquella jaula de violencia y miedo. 

Katsuki se alejó de la ventana y respiró hondo. ¿Sería aquella la noche en la que lo vería entre aquella marea humana? Había leído minuciosamente las dos últimas listas que le habían entregado referente a los trenes de las últimas semanas y su nombre todavía no había aparecido por ningún lado. 

Quería pensar que la suerte le estaba sonriendo y que los APR (agentes para la pureza de la raza) todavía no habían dado con su paradero, pero sabía que no era más que cuestión de tiempo que lo encontraran. Siempre lo hacían. Ningún sin-don estaba a salvo desde que AFO se había hecho con el poder en Japón, y sabía que Izuku no iba a ser la excepción. 

Los trenes llegaban cada dos semanas, y Katsuki siempre rezaba a todos los dioses para no encontrar en ellos aquella maraña de rizos verdes que conocía desde que eran unos mocosos. Tarde o temprano lo vería, y esa era la razón por la que se encontraba él en ese nido de ratas, pero ojalá pudiera retrasar el momento el mayor tiempo posible. 

Apretó los puños y se decidió a salir afuera. Hacía frío y una niebla densa dificultaba la visibilidad. Se cruzó con un par de idiotas que hablaban despreocupadamente de los nuevos reclusos como si fueran mercancía en buen o mal estado. Ambos se pusieron firmes y saludaron cuando lo vieron llegar. 

 —¿Todo listo? —preguntó. 

—Todo listo, capitán —respondieron—. Un total de ochocientas veinticuatro personas. Las hemos contado y dividido por sexo y por edad, diferenciando entre niños, adolescentes, adultos y ancianos. 

—¿Tenéis la lista? 

Uno de ellos le tendió una carpeta. Katsuki estuvo tentado a abrirla ahí mismo, pero no quería que se notara que estaba ansioso por hacerlo. 

—Asignadles un barracón y mañana, a primera hora, los quiero en el patio central para darles las instrucciones. 

—Sí, capitán. 

Noche y niebla (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora