Un amigo en quien confiar

79 15 21
                                    

¡Ok! Pues los resultados de la última encuesta fueron los siguientes: 

¿Qué interacción queréis ver en el siguiente capítulo?

a) Inko se entera de dónde está su hijo y va a la puerta del campo a exigir verlo. Katsuki la convence de que se vaya. (2 votos)

b) Kuro y Katsuki se enfrentan (Verbalmente. Todavía es pronto para una pelea física). (1 voto)

c) Monoma y Katsuki tienen una conversación en la que Monoma le insinúa que sabe algo sobre él. (0 votos)

d) Izuku le da las gracias a Katsuki por cuidarlo, pero, como siempre, el rubio dice que solo lo hace para poder divertirse a su costa dentro del campo. (3 votos)


Sin embargo, el voto de la opción d que desempató llegó a destiempo, así que he decidido meter las dos opciones que quedaron empatadas. También he metido una conversación con Monoma para darle algo de juego, aunque no es lo que había pensado en un primer momento cuando lo puse en la encuesta, así que no cuenta como una de las opciones que puse. Jeje. 

Bueno, y sin más, os dejo el capítulo de hoy. 

¡Disfrutad! 


❤❤❤


Al llegar al campo, todo estaba hecho un maldito desastre. El "atentado" contra el muro y el enfrentamiento con Katsuki en la puerta del control habían hecho que Kuro estuviera de un humor de perros e iba de un lugar a otro dando órdenes a gritos. A Katsuki, la verdad, no le podía importar menos. No había dormido una mierda y le dolía todo el puto cuerpo de los golpes que había recibido al caer de la ladera mientras huía. Tenía la espalda y las extremidades llenas de moratones y la herida de bala, aunque superficial, le ardía. Se había quedado ronco por el frío que había pasado la noche anterior y sus niveles de estrés estaban en el límite de lo que podía soportar. Que Kuro hiciera lo que se saliera de los cojones. Pensaba tomarse ese día libre en la medida de lo posible. 

—¡Me da igual que no haya suficientes guardias! ¡Quiero un soldado custodiando el muro durante todo el día! ¡Y al que se atreva a acercarse, le voláis los sesos! —lo escuchaba vociferar. 

Su yo interno rio. Había armado una buena con la explosión de la noche pasada. Su intención no había sido provocar un destrozo tan grande, pero sin quererlo, había derribado una gran parte del muro. Un solo guardia no sería suficiente para vigilarlo, pero no quedaban más opciones. El número de soldados escaseaba desde que corrieron rumores de que había espías infiltrados entre los trabajadores del campo y Shigaraki decidió deshacerse de una decena de ellos. Sus cuerpos fueron a parar a la misma fosa común a la que echaban los cadáveres de los presos. 

—La reconstrucción del muro llevará su tiempo. Habrá que poner a trabajar a varios reclusos. Eso retrasará el trabajo con el nuevo barracón —reflexionó Monoma, que había aparecido al lado de su escritorio mientras revisaba los documentos de las últimas incorporaciones al campo—. AFO no estará contento. 

—¿Y a mí qué me cuentas, lunático? Ve a comerle la oreja a tu amiguito —gruñó Katsuki. 

Monoma se cruzó de brazos. 

—Kuro acaba de llegar y todavía debe hacerse su lugar en el campo. Tú eres uno de los capitanes con más experiencia, además de Kirishima. Pero me da la sensación de que a ti te respetan más —comentó con una de esas sonrisas por las que Katsuki había deseado agarrarle del cuello más de una vez—. Será por tu mal carácter. 

Noche y niebla (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora