Dos nuevos compañeros

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¡Buenas a todos!

En la última encuesta, hubo varias respuestas que quedaron con el mismo número de votos cuando pregunté a quién queríais que introdujera como villano. La mayoría dijisteis: 

1. Monoma (realmente nunca se me habría ocurrido porque en el anime no es un villano, pero me ha gustado la idea. Sois diabólicos/as 🤣)

2. Chisaki. 

3. Personaje de propia creación. 

A Chisaki he decidido descartarlo porque, si no recuerdo mal, era un personaje que odiaba la sociedad de dones. De hecho, había creado unas balas que podían destruirlos si se disparaban contra una persona. Entonces, no me pega que sea un villano que defiende los dones. Así que usaré a Monoma y también introduciré un personaje de propia creación. Creo que con los dos podré darle más juego a este fic. Espero no equivocarme. 

¡Disfrutad de la lectura y os "leo" abajo para ver qué os ha parecido y hacer una nueva encuesta!

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Katsuki y Kirishima esperaban frente a la puerta del campo mientras las verjas que los separaban de la libertad se abrían una por una para dejar entrar un coche negro de espejos tintados. Habían recibido órdenes directas de Shigaraki: estaban a punto de llegar dos nuevos capitanes y ellos serían los encargados de darles la bienvenida y enseñarles el lugar. 

—Aseguraos de que aprendan bien sus deberes. Son miembros muy valiosos. Han sido escogidos por el mismísimo AFO  —les había dicho. 

Genial, pensó Katsuki. Otros dos hijos de puta con los que lidiar. 

Mientras aguardaba a que los guardias realizaran las debidas revisiones de documentación, pateaba el suelo impacientemente con la punta del pie. No le gustaba estar tan lejos de Izuku. Usualmente, cuando se veía obligado a atender algún deber ineludible, dejaba a Kirishima a cargo de la supervisión del chico, pero el cabrón de Shigaraki había tenido que convocarlos a los dos. 

Miraba hacia la zona de los barracones, a varios metros de allí, con intranquilidad. El día anterior había encontrado a Izuku dormido bajo el chorro de la ducha. Parecía agotado a juzgar por lo profundo que era su sueño. No despertó al cerrar el grifo, pero tampoco al sacarlo de la tina. Se vio obligado a dejarlo dormir un rato encima de su propia cama y a marcharse de la casa antes de que el chico despertara. No hubiera tenido una buena respuesta que darle cuando le preguntara por qué lo había dejado dormir en lugar de agarrarlo del pelo y ponerlo a trabajar. Cuando regresó, ya entrada la noche, los soldados ya lo habían devuelto a su barracón, al igual que a la niña. 

Esa mocosa...

Se había visto obligado a llevársela también para que los soldados no le pusieran un castigo por rebelarse. Sabía que Izuku no lo soportaría. Nunca se lo perdonaría si a esa cría le pasara algo. Pero suficiente tenía él con estar pendiente del peliverde como para tener también a su cargo a la niña. 

—Bakugo —lo avisó Kirishima. 

Estaba demasiado ensimismado para darse cuenta de que sus nuevos compañeros habían bajado el coche y se acercaban hacia ellos. Uno de ellos era bastante más alto que el otro, de cabello negro recortado al máximo en el lado izquierdo de la cara y mirada maliciosa. El otro era un rubio de cara bonita y ojos azules cuya altivez rezumaba por cada poro de su piel. 

A Katsuki no le gustaban ni uno ni otro. Por suerte, fue Kirishima quien se adelantó para darles la bienvenida. 

—Soy el capitán Eijiro Kirishima —dijo con tono cordial—, y él es el capitán Katsuki Bakugo. 

Noche y niebla (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora