Las cartas sobre la mesa

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Opciones que me disteis para escribir el capítulo: 

1. Que se besen (Katsufresita)

2. Que Izuku se convierta en un aliado de Kacchan (SEscarlatta)

3. Que se unan y empiecen a planear el escape del campo de concentración (Bue32otte)

4. Más romance en general (OatkuWriter)

5. Todas las anteriores son correctas (NoriakyLizzy)

Para saber cuál (o cuáles he escogido) tendréis que leer el capítulo. ¡Aaaaaaadelante!


♥♥♥


Se lo había prometido a Izuku con la condición de que se quedara un día más en su casa: debía llevar a esa cría con él. Suponía que estaba intranquilo dejándola sola en el campo de concentración. ¿Y quién no lo estaría? Ese lugar no era para niños. Solo a mentes muy desalmadas podía ocurrírseles meter allí a criaturas indefensas como ellos. 

Entendía de sobra las razones de Izuku, pero eso no hacía que fuera menos estresante para él. Debía llevar a la niña a su casa con cualquier excusa que se le ocurriera en el camino y regresar una vez más a su puesto de trabajo. Kirishima no podía estar cubriéndolo eternamente, al menos si querían mantener un perfil bajo. Demasiado habían estado destacando últimamente. 

Los niños del barracón infantil ya habían desayunado la bazofia que le daban y ayudaban a retirar los escombros de la explosión que él mismo había ocasionado hacía unos días. Pudo divisar a Eri a varios metros: su cabello plateado, como el verde de Izuku, era imposible de confundir. 

—¡Eh, tú! —gritó a uno de los soldados, y señaló a la niña—. Trae aquí a esa cría. Tengo una tarea especial para ella. 

El soldado obedeció, y pronto la niña se plantó ante él con sus grandes ojos rojos. 

—Vámonos —le dijo y ambos se encaminaron hacia la salida. 

Eri caminó a su lado, manteniendo la distancia, pero alzando la mirada hacia él cada poco tiempo. 

—¿Vamos a...? —murmuró, insegura. 

—A mi casa. Deku te está esperando —respondió en voz baja sin devolverle la mirada.

La pequeña sonrió y lo siguió en silencio. 

—¡Oye, Bakugo! 

Katsuki bufó. Otra vez ese imbécil. Se dio la vuelta y vio cómo Kuro avanzaba hacia él a paso rápido y con el mentón alto que, si lo hubiera levantado un poco más, se habría caído de espaldas.

—¿Qué mierda quieres? Estoy ocupado. 

Kuro clavó los ojos en Eri. 

—¿A dónde vas con esa niña?

—Tengo un trabajo para ella. ¿A ti qué carajo te importa? 

Kuro se cruzó de brazos. 

—Últimamente te escabulles constantemente de tu puesto de trabajo —le recriminó—. Cada vez que te busco, no te encuentro. 

—¿Me estás vigilando acaso? —gruñó—. Te puedo asegurar que nos encontramos más de lo que me gustaría. 

Kuro ignoró sus palabras. 

—Además, empiezan a correr rumores de que estás dando un trato preferente a ciertos presos. Concretamente, a un chico de pelo verde y a esa niña. 

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⏰ Última actualización: a day ago ⏰

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Noche y niebla (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora