CAFÉ || 07

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Tras un día exhaustivo en la estación de policía, el equipo de la Unidad de Análisis de Conducta regresó al avión privado que los llevaría de vuelta a Quantico

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Tras un día exhaustivo en la estación de policía, el equipo de la Unidad de Análisis de Conducta regresó al avión privado que los llevaría de vuelta a Quantico. Habían logrado avances significativos en la investigación, pero el cansancio se hacía evidente en sus rostros. El vuelo de regreso prometía ser largo, y el equipo aprovechó la oportunidad para relajarse y procesar los eventos del día.

Amelie, aún con la mente absorta en los detalles del caso, tomó asiento junto a Spencer Reid. A pesar de las largas horas, su mente no dejaba de analizar posibles conexiones entre las pistas que habían encontrado. Sin embargo, el cansancio comenzaba a cobrarle factura.

—Ha sido un día largo, ¿verdad? —dijo Amelie, estirando sus piernas y reclinándose en el asiento.

Reid, con los ojos fijos en su cuaderno de notas, asintió con una sonrisa suave. —Sí, pero hemos avanzado bastante. Creo que estamos acercándonos a entender el patrón del asesino.

—Eso espero —respondió Amelie, suspirando. Sabía que el trabajo que hacían era crucial, pero a veces, las constantes tensiones del trabajo la dejaban agotada, física y emocionalmente.

El silencio entre ellos era cómodo, un reflejo de la cercanía que habían desarrollado. Sin embargo, Reid no pudo evitar desviar la mirada hacia Amelie de vez en cuando, notando la manera en que la luz suave del avión acentuaba sus facciones. La encontraba hermosa, especialmente en esos momentos de tranquilidad, donde su habitual concentración se relajaba y dejaba entrever una vulnerabilidad que él encontraba fascinante.

Amelie, sintiendo el peso del día, dejó caer su cabeza hacia atrás y cerró los ojos, intentando relajarse. Reid, viendo que ella comenzaba a quedarse dormida, sonrió para sí mismo y volvió su atención a las notas. Sin embargo, poco a poco, sus propios párpados comenzaron a sentirse pesados, y en cuestión de minutos, también se quedó dormido.

Cuando el avión aterrizó en Quantico, el equipo se despertó con el suave descenso. Todos estaban ansiosos por llegar a casa y descansar

Después de horas analizando pistas y elaborando perfiles, ambos sabían que necesitaban un descanso, pero sus mentes seguían corriendo con todas las posibilidades y conexiones que habían descubierto. El resto del equipo se había dispersado, cada uno dirigiéndose a sus respectivos hogares para recuperar fuerzas, pero Amelie y Spencer se encontraron caminando juntos por el estacionamiento vacío.

—Bien, supongo que nos vemos mañana — Se despidió Amelie, con un notable cansancio en su voz, la idea de volver sola a su apartamento no le resultaba muy atractiva.

Spencer, que llevaba su bolsa con libros y notas al hombro, la miró con una pequeña sonrisa. — No prefieres que te acompañe? digo, es tarde y la calle no es segura.

Amelie volteó a verlo sonriendo — Me encantaría, Spence.

El camino fue tranquilo, marcado por una conversación ligera sobre libros y teorías del caso, pero debajo de las palabras triviales había una tensión apenas perceptible, un hilo invisible que los unía de una manera que ambos estaban comenzando a reconocer.

FIXED POINT| spencer reidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora