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Un dia perfecto 

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Un dia perfecto 

Aurora

Desperté entre los brazos del paraíso creyendo lo mejor, verlo dormir era sin duda uno de los mejores placeres que había descubierto junto a Alexander, esa forma en la que respira, tan suave, tan profunda... como si no hubiese problemas a nuestro alrededor, como si el mundo fuera perfecto.

Me detuve a verlo, relajado sobre mi cama con el pecho expuesto, sus músculos relajados y su piel magullada, lo había notado anoche, pero por el calor del momento no le di mucha importancia, ahora... despierta y con la luz del sol puedo detallarlo claramente: se había metido en una pelea.

Veo como se remueve y lentamente abre los ojos, mostrándome una hermosa sonrisa.

—Al parecer no fue un sueño... —susurra acariciando mi rostro —eres tan hermosa.

Sostengo su mano bajo la mía, para ver de cerca las heridas en sus nudillos, él aparta su mano y yo suspiro mostrándole una sonrisa repleta de preocupación.

—Y tu estas tan ciego... —me burlo para sentarme sobre él, dejando mis piernas a sus lados —¿cómo puedes decirme hermosa cuando mi cabello es un desastre?

—Eres la mujer más hermosa del mundo, hasta con el cabello hecho un nido de pájaros mi amor.

—Dilo otra vez. —Pedí ante aquella suave y significativa palabra.

Sin duda escucharlo así, se sentía súper bien, solo Dios sabe cuántas noches estuve rogando por escuchar esas palabras o tan siquiera escuchar que me quería

—¿Qué? —sonríe —¿qué tienes el cabello como un nido de pájaros? —golpee su pecho haciendo que se quejara entre risas —está bien mi amor. —Bese sus labios. —Mi amor, mi amor, mi amor.

Lo bese la cantidad de veces que dijo aquellas dulces palabras que estremecían mi corazón, el estar así con él me hacía creer que todo sería posible, incluso eso de poder estar en una relación en la que no tengamos que escondernos.

—Me vas a decir que te paso en la cara? —acaricie con miedo las heridas en su rostro, —y en el pecho y las manos también.

—Solo fue una discusión acalorada.

—¿Esa será toda la explicación que me darás? —inquirí bajando de su regazo, tomando del suelo su camisa y poniéndola sobre mi cuerpo y abotonándola mientras caminaba hacia el baño por el botiquín, ya con este en las manos regresé a él y volví a sentarme a horcajadas sobre él. —¿Tendré por novio a un hombre rebelde? —interrogue sin pensarlo.

—¿Novios? —repite la palabra y evite mirarlo, concentrando mi atención en las cosas que necesito para curarle las heridas. —Aurora mírame por favor.

—No quise decirlo así, se me escapó. —Me mordí los labios mientras limpiaba sus heridas. —No quiero que hagas de esto un problema Alexander... no estamos en posición de ser novios o tan siquiera una pareja normal.

EN LAS SOMBRAS DEL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora