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Un baile con el diablo

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Un baile con el diablo

Aurora

-Usted... tú -corregí -no te ves mal...

Sus ojos estaban sobre los míos y los míos sobre él, era simplemente inevitable no verlo, su altura y hombros son lo suficiente grandes para llamar la atención, sumándole a eso, sus hermosos y brillantes ojos azules que en su momento pueden ser tan cálidos como fríos.

-¿Has decidido? -interroga y negué -pero...

-No hablemos de eso, esta noche ¿sí?, quería dejar de sentir culpa por lo menos por media hora...

-Está bien pero antes... -se aproxima con pasos largos y me toma del cuello para luego apegarme a él, quien no desaprovecha la oportunidad para estampar sus labios contra los míos.

Trato de seguir sus rápidos y furtivos movimientos, sintiendo cada parte de mi cuerpo arder, envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, colocándome de puntillas para poder alcanzarlo, sus manos van a mi cintura obligándome a sentir su erección creciente contra mi abdomen bajo.

Siento un cosquilleo en el cuerpo, hasta que el carraspear de una garganta nos detiene, me separo de él de inmediato viendo a la mujer de la recepción mirarnos con recelo.

Tiemblo al instante, para luego ver como Alexander se para frente a mi, impidiendo que la mujer me mirara, su mano acaricia la mía, como acto de consuelo.

-Ve con las chicas nena, yo resuelvo esto... -Ordeno y sin ganas de seguir sintiéndome así, obedecí caminando con rapidez hasta el elevador.

-¡Aura! -grito Erika -por Dios chica casi ni te reconozco... estas bellísima, mi mamá tiene buen ojo para las siluetas...

-Dile a tu madre que muchas gracias, el vestido se ve precioso...

-¿Dónde está papá? -interroga Lia haciéndome temblar -dijo que pasaría por ti... -comenta y gracias a eso vuelvo a respirar.

-Se encontró con alguien, dijo que...

-¡Papá! -grita Lia levantando su mano.

Y si, ahí viene el hombre campante y despreocupado, quien abraza a su hija y nos mira con una sonrisa amigable, mientras yo solo pienso en sus labios contra los míos justo ahora.

En silencio fuimos hasta un lugar que según Lia, recomendó el hotel, era un disco bar bastante popular, en donde se disfruta de la música latina y géneros bailables.

Al llegar, todo era una fiesta, las personas disfrutaban y el alcohol se sentía en el aire, la música estaba bastante alta y las personas bailaban libremente. Nos sentamos en una de las mesas, para pedir algunos tragos, la noche se hizo aún más oscura y los tragos nos habían quitado toda vergüenza alguna.

EN LAS SOMBRAS DEL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora