22

3 1 1
                                    

Pelirrojo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pelirrojo

Aurora

Miraba atentamente los árboles que quedaban atrás, a través de la ventanilla del auto de Lucas, había pasado una semana desde que la noticia de nuestra relación tomó por sorpresa a más de uno, pero quienes estarían interesadas en la historia completa, eran mis amigas... las cuales afortunada y desafortunadamente, habían planeado un almuerzo en casa de Lia.

No estaba preparada en lo más mínimo, sabía que, si iba allí, Alexander estaría cerca, mi carne es débil a pesar de todo lo lindo que he vivido junto a Lucas...

—¿En qué piensas? —interroga y volteo a mirarlo.

—En las galletas —mentí, ahora era buena en eso —no sé si debimos hornearlas, estoy segura que se me fue una cáscara de huevo...

—Las galletas están bien, tu papá las aprobó...

—No le creas nada a papá si es referente a mí, la última vez hice arroz, parecía papilla, estaba demasiado salado... —sonreí ante el recuerdo —se lo comió todo el solo, alegando que estaba deliciosos... pero solo era para que yo no me diera cuenta de que estaba asqueroso...

—Suena lindo... es lindo, a decir verdad —bajo la velocidad al ver el semáforo —jamás tuve una relación tan firme con mi padre, soy el hijo del medio...

—Eso es terrible. —Comente haciéndolo reír. —Pero cree que debido a que eres el hijo del medio, tienes una novia tan fantástica como yo...

—Tienes razón, es la primera vez que escucho eso... —se inclina para besarme y lo logra justo antes, de que el semáforo pase a verde.

Estáticos en el estacionamiento privado de los King, miro por quinta vez la canasta con galletas de chispas de chocolate recién horneadas, que habíamos pasado la mañana haciendo, entre Lucas y yo.

Bajamos del auto casi al mismo tiempo, para que el pelirrojo tomara mi mano, guiándome al elevador que nos llevaría a la sala de estar. Lucas acaricio mi mejilla y voltee para verlo, sus labios fueron a los míos de forma fugaz y fogosa, haciéndome sentir como Anastasia en cincuenta sombras de Grey, ¿Qué tenían los ascensores?

—Que inesperada sorpresa.... —«esa voz»

—Tío... —saludo Lucas alejándose de mí.

—Pensé que no vendrías... —me mira y se cruza de brazos.

—¿Por qué no lo haría?, vine a visitar a mi amiga y ver de paso, como estaba su madre... —lo vi tensar la mandíbula para luego apartarse y darnos paso.

Después de que una empleada nos guiara hasta el enorme y hermoso patio de los King, mi vista se posa en la mesa perfectamente decorada y llena de platillos, Lia está sentada junto a su madre, quien, a pesar de estar en una silla de ruedas, se ve estupenda, según lo que me conto Lia, la silla es porque su padre no quiere que se esfuerce demasiado, a pesar de poder caminar.

EN LAS SOMBRAS DEL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora