Capitulo 14

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Stoessel salió de la oficina de Margot, satisfecha, su parte del plan ya estaba hecha. Abril camino por el pasillo y se encontró con Martina, ambas se miraron.

- ¿Hiciste lo que te dije? - le pregunto Martina a Abril.

- Hecho. ¿Y tú? ¿Qué dijo Margot?

- Todo está en orden.

- Perfecto, Jorge ya está por despertar - dijo Abril mirando su reloj.

- Tu eres la primera, recuerda que cuando el despierte, tú tienes que estar ahí. Reyna con su sorpresita y Daniela luego entra con el regalito...Al final entro yo - Abril asintió con decisión.

- Todo está arreglado - dijo asintiendo. - Aunque tengo miedo de como reaccione.

- Se hará pipi en los pantalones, eso será lo más grave que pueda hacer - Abril se mordió el labio y miro a Diego acercarse.

- ¿Y ustedes? - pregunto extrañado al verlas hablando. - Normalmente están peleando.

- Cállate, Diego - le dijo fríamente Martina y ambas se alejaron.

- ¿Que estarán tramando estas mujeres...? - Diego entro en la oficina de Margot.

- Jefa - la saludo. Margot lo miro y dejo de anotar en los papeles que estaba escribiendo.

- Necesito que me ayudes con unos papeles.

- ¿Qué? No puedo ahora, es que voy a acompañar a Jorge que está internado.

- Cualquiera se ocupara de él, necesito que me ayudes con una mujer que le tienen que hacer aborto involuntario.

- Pero para eso está Pascuarelli.

- De vacaciones, esta recién casado, genio. Te toca, y no acepto un no - Margot se levanto y lo tomo del brazo. - Vamos, vamos.

- ¿Doctor Ponce? ¿Usted es el doctor Ponce? - le pregunto Daniela con su mejor cara de preocupada.

- Si, ¿que necesita? - le pregunto amablemente desde afuera de la habitación de Jorge.

- ¿Esta es la habitación de Jorge Blanco?

- Si, ¿quién es usted? - dijo un poco dudoso.

- Yo soy Daniela Blanco, soy su hermana.

- ¿Jorge tiene hermanos?

- Si, por parte de nuestro padre, Jorge - mintió y le extendió la mano. Xabiani le dedico una sonrisa y le sonrió.

- No sabía que Jorge tenía una hermana - dijo, Daniela sonrió nerviosa. - Se parecen.

- Gracias, ¿ya ha despertado? Abajo me dijeron que quizás ya este despierto... Y quería entregarle algo que mi padre le ha mandado - mintió. Xabiani asintió con la cabeza.

- Ya está despierto y fuera de peligro - le dijo abriendo la puerta, Daniela la cerró.

- ¿Y Cecilia? - le pregunto y rogo que ella no sea un problema.

- Ya ha hablado con él y se ha ido a casa, dijo que volvería en la noche... – Daniela asintió y miro a Xabiani que no se iba.

- Me gustaría estar a solas con el si no le molesta.

- ¡Claro! Disculpa mi inconsciencia, es que ando haciendo guardia. Lo cuidas, ¿no? No dejes que nadie entre, por favor - le pidió. "carajo, lo estas cuidando de ti misma", pensó.

- Si, tranquilo. - Daniela vio que Xabiani desapareció por el pasillo y luego escucho unos pasos tras de ella.

- ¿Ya? - susurro Abril viendo a todos lados. Daniela asintió.

- Si, ¿entras tu, no? - Abril asintió y abrió la puerta para entrar en la habitación...

Abril se mordió el labio al ver a Jorge con los ojos cerrados. Se veía tan hermoso.

- Xabiani, estoy vuelto nada, me duele todo.- le dijo con la voz ronca, Abril se acerco a la camilla.

- Hola cariño - Jorge abrió los ojos al instante de haber escuchado la voz femenina.

- ¿Abril? Hola... - le susurro. Abril le sonrió y estrecho su mano.

- ¿Cómo te sientes?

- Bien, bien. Ya mejor ¿Y tú?

- Muy bien... He conocido a unas personas maravillosas, cariño. ¿A que no adivinas? - Jorge frunció el ceño.

- Vale, le diré que pase... Se ha puesto muy feliz de que estés bien, me ha contado la noticia... - Jorge la miro confundido.

- ¿De qué hablas, Abri? ¿Qué pasa? - Abril sonrió y abrio la puerta de la habitación, al otro lado se vio la delgada mujer. Jorge abrió como platos los ojos al verla entrar, su respiración se agito, ¿qué estaba pasando aquí?

- ¡Mi vida! - chillo Reyna, Jorge la miro demasiado confundido, sin saber que decir o hacer, solo miro a las dos mujeres allí, viéndolo.

- ¿Q-que haces aquí, Reyna? - pudo decir. Reyna rio bajito.

- Sabes que venía a darte la mejor noticia del mundo cuando me entere que estabas enfermito - le acaricio la mejilla. Jorge le dirigió una mirada a Abril quien estaba sonriente.

- ¿Que noticia? - pregunto exasperado.

- ¡He conocido a tus mejores amigas, por fin! - la maquina del corazón comenzó a pitar muy fuertemente, ¿qué mejores amigas? Los ojos de Jorge no sabían a quien mirar y cuando parecía mucho entro otra persona a la habitación. Jorge solo pudo ver un arreglo de flores y globos.

- ¡Mi amor! - chillo la tercera mujer dejando a un lado el arreglo. La maquina estaba soñando muy fuertemente y Jorge no sabía que decir.

- ¿Se- se conocen? - el miro a las tres mujeres.

- ¡Sí! ¿No te parece genial? - Jorge tomo aire, comenzaba a faltarle. La máquina de pitidos lo ponía más nervioso aun. Empezaba a darle dolor cabeza y entonces escucho la puerta abrirse, quizás era Diego o Xabiani.

- ¡Blanco! – grito Martina fingiendo estar emocionada. - ¿Te han contado la noticia?

- ¿Que noticia? ¿Martina que haces? ¿Qué está pasando aquí? - todas las mujeres se vieron y soltaron una carcajada. El dolor de cabeza de Jorge aumentaba.

- Ay Blanco, no sabes. Dani, Abri, Reynita y yo la hemos pasado genial mientras dormías.- le dijo Martina pensándose al borde de su camilla.

- ¿Como les dijiste?

- Dani, Abri, Tini y yo, nos hemos hecho buenas amigas - hablo Reyna con un tono de niña pequeña. Jorge la miro sin poder creer lo que estaba escuchando. ¿Estará soñando? Se llevo la mano a la cabeza a ver si así el dolor de cabeza y la maldita maquina dejaban de molestarle.

- Fuimos a comer... - conto Daniela. - Ay mi vida, fue genial.

- ¿Qué? - ni siquiera entendía lo que decía. ¿Se habían vuelto locas o era el loco?

- Nos conocimos unas a las otras.- dijo Abril y soltó una carcajada. - ¡Somos muy parecidas, Jorge!

- ¡Sí! - chillo Daniela.

- ¡Tenemos muchas cosas en común! - la siguió Reyna.

- ¡Sí! ¿Y sabes que descubrimos, mi vida? - dijo Daniela luego de una risita y compartió miradas con las otras tres mujeres.

- ¡Tenemos al mismo hombre! - dijeron las cuatro en unisonó. Jorge ya no procesaba sus palabras. Las caras de las mujeres le daban vuelta y las palabras también, estaba mareado.

- Si, Blanco. Las cuatro somos las mujeres de Jorge Blanco, ¿qué tal? - escucho la voz de Martina.

Sentía que los ojos le pesaban, miro a Martina, quien cambio su expresión feliz a una de preocupación. Escucho a las cuatro mujeres decirse cosas entre sí, pero no entendía lo que decían. Tomo la mano de Martina y la apretó, ella lo miro con temor. Se habían pasado con el sin saber lo que Jorge tenia.

¡Se pasaron de rosca; Martina, Abril, Daniela y Reyna! ¡Si muere será su culpa!

Las mujeres de Jorge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora