Capitulo 17

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Días después.

Estos días habían sido de puro dolor para Jorge. Le estaban administrando medicamentos fuertes que lo hacían sangrar, lo inyectaban para que pudiera dormir porque no conciliaba el sueño por las noches aunque se moría del cansancio. Le comenzaban a salir moretones por todo el cuerpo y ni siquiera podía levantarse de la camilla.

Xabiani estaba preparando su cuerpo para el nuevo riñón.

Durante días, Martina, Abril, Daniela y Reyna se repartían las horas y los momentos para pasarlos con Jorge.
Aunque no les molestaba, trataban de hacer sentir a Jorge lo mejor posible.

Había veces que se preguntaban que estarán hablando. Que estarán haciendo. ¿Se besarían? A veces sentían celos estúpidos unas a las otras, aunque nada que pudiera superar el amor que le tenían a Jorge. Tanto es así que ni optaban una queja.

Podía sonar hasta loco, pero parecían llevarse hasta bien.

Tenían tan poco tiempo para compartir con Jorge, que lo aprovecharían al máximo. Aunque tuvieran que compartirlo.

Mercedes escucho un ruido extraño desde las cabinas de unos de los baños, con cuidado se acerco y miro a Martina abrazada del váter, vomitando.

- ¿Martina? ¿Otra vez? - pregunto algo nerviosa mientras le tomaba los cabellos para atrás. - Dios. Llevas días vomitando.

- Si - asintió y se acerco al lavamanos para lavarse la cara. - Con todo este estrés de Jorge.

- Yo no creo que sea eso – Martina la miro mal por el espejo.

- ¡Basta! ¡No estoy embarazada! - Mercedes saco una cajita del bolsillo de su bata blanca, se lo extendió sin decirle una palabra. Martina se seco la boca con papel y miro la caja por encima negando con la cabeza. - No Mechi, no estoy embarazada. ¡Por Dios!

- Salgamos de dudas, a menos que quieras que Diego te haga un examen.

- ¡Bien! - chillo, tomo la caja y luego entro en el baño soltando la puerta con fuerza. - ¡Esto no tiene sentido! - Mercedes escucho a Martina orinar. - Solo nos acostamos una vez. Es casi imposible.

- ¡Claro! Cuando usas condón o tomas pastillas.

- ¡Estaba ebria! - se excuso bajando la cadena del váter y saliendo hacia afuera.

- Aquí dice que esperemos de 10 a 15 minutos.- dijo Mercedes leyendo la cajita. Martina vio el cilindro blanco, nada todavía. Se sentó en los mesones de los lavamanos y se recostó en el espejo.

- Si estuviera...- luego negó con la cabeza. - No, no lo estoy.

- ¿Si estuvieras? ¿Le dirías? - Mercedes hizo que Martina pensara, ¿le diría? Ella no sabía si sería capaz de decírselo. El iba a morir. Siempre había soñado con ser mamá, ¿pero en estos momentos? ¿Cuando todo estaba tan fuera de control? ¿Qué diría Jorge? No podría hacer nada. Si vivía hasta que su bebe naciera, lo vería y lo acariciaría desde una camilla de hospital.

- No puedo ver esto, mejor velo tu Mechi - Martina le entrego el cilindro a su amiga quien le echo un vistazo a la pantallita de la prueba de embarazo.

***

Jorge había observado la ventana de su habitación por aproximadamente dos horas, vio como el sol se oculto por atrás de los grandes edificios. ¿Cuando volvería a salir a la calle? ¿Cuánto tiempo le quedaría de vida? Se sentía como una mierda. Se sentía como si fuera a morir mañana.

- Hey, hermano, ¿cómo te sientes hoy? - sintió que Diego le hablo desde otro punto en la habitación, acababa de entrar junto a Xabiani que tenía un rato sentado a su lado. Jorge no separo la vista de la ventana.

- Como un pajero- Diego se sentó a un lado e hizo una mueca.

- Se fuerte, hermano, tu puedes.

- ¿Te sientes muy cansado? ¿Quieres que te inyecte? - Jorge soltó una queja de dolor al sentir un extraño líquido saliendo de su nariz. Sangre. Xabiani se percato de la situación e inmediatamente se levanto para limpiarlo. Jorge cerró los ojos con fuerzas. Xabiani pasó una servilleta humedad sobre la nariz de Jorge, pero la sangre no cesaba. - Recuéstate y pon la cabeza hacia arriba.

- ¿Eso siempre te había pasado? - le pregunto Diego sintiéndose un poco extraño, incomodo y triste.

- A veces, muy pocas veces. Ahora es más seguido.

- Es por los medicamentos - aseguro Xabi. Jorge soltó un largo suspiro.

- Me siento como si tres mil elefantes me hubieran pasado por encima.

- Es normal.- dijo Xabiani.

- Me siento tan cansado y cada uno de los moretones que me están saliendo me duelen - hablaba con los ojos cerrados.

- Eso también es normal, Jorge.

- Quiero dormir pero, ¡maldición! Esas malditas inyecciones me dan pavor. ¡Quiero poder dormir por mi mismo! - era un gemido de dolor, de dolor y sufrimiento. Jorge sintió la mano de Diego en su hombro, en modo de apoyo.

- Vas a salir de esto, Jorge.

- Yo no creo - aseguro y entonces abrió los ojos. - ¿Xabiani?

- Dime - dijo rápidamente.

- ¿También es normal que desee morirme? - Xabiani y Diego se miraron mutuamente.

- ¿Que quieres decir con eso, man? No me digas que tu...

- No quiero someterme a esa cirugía.

Por fin lo había soltado. Llevaba semana aguantando dolor, puyas, inyecciones, moretones, medicinas y sufrimiento. ¿Con que sentido si de igual forma iba a morir? ¿Cuantos meses iba a sobrevivir? ¿Ocho más? ¿O quizás nueve? Al fin y al cabo moriría. Moriría en esta maldita camilla.

- ¡No! - exclamo su mejor amigo. - ¡Jorge! ¡No seas estúpido, man! Ya te prepararon. Jorge, no te mates a ti mismo. Piensa lo que estás diciendo, es una pendejada

- ¡Yo no me estoy matando, Diego! - estaba estresado y frustrado. - Esta enfermedad lo está haciendo, no yo.

- Pero podemos seguir luchando contra ella.- inquirió Xabiani. Jorge negó con la cabeza.

- ¿Es que no entienden? Me canse. Me canse de estar pendiente de tomar las medicinas, de venir todos los meses. Me canse de luchar contra esta enfermedad. No quiero una cirugía, no quiero estar postrado en esta cama, no quiero... - entonces sus dos amigos le vieron los ojos brillar. - Quiero... Quiero que acabe. No quiero ver a nadie sufriendo por mí, odio que me tengan lastima. ¡No me quiero someter a una maldita operación! ¿¡Me están escuchando!? ¡No quiero!

- Jorge, tranquilo - Jorge vio como Xabiani buscaba unas cosas en una mesa. Soltó un sollozo.

- No me inyectes, ¡espera! - Xabiani preparo la jeringa.

- ¿Puedo pedirles algo a mis mejores amigos? - susurro y entonces se saco el papel que estaba sosteniendo en la nariz. Xabiani y Diego solo se dedicaron a mirarlo. - Libérenme.

- Jorge...- gruño Diego.

- ¿Lo harán? - les pregunto entre dientes. Diego se llevo la mano a la cabeza y despejo la vista con rabia. Jorge miro a su mejor amigo, a su hermano.

- Hijo de puta - dijo con rabia.

- ¿Lo harán? - ellos se miraron entre sí pero no dijeron una palabra. Xabiani inyecto el brazo de su amigo y lo vio adormilarse. - Confío en ustedes - dijo antes de quedarse dormido gracias a la droga.

El quiere morir, como leen, esta sufriendo. :c

Las mujeres de Jorge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora