Capitulo 18

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Martina se dejo caer rendida en el piso del baño, ¿y ahora que se supone que haría? Estaba temblando de los nervios y llorando como una magdalena.
No sabía ni que pensar. Pero si sentía algo. Era algo extraño, no sentía tristeza ni decepción. Pero se sentía nerviosa. Estaba embarazada del hombre que siempre amo, pero que tenía cáncer y podría morir en cualquier momento.
¿Cuánto tiempo iba a aguantar? ¿Meses? ¿Días? Podía ser un milagro si llegaba al año.

Abril camino por los pasillos del hospital hacia el baño, no había dormido muy bien y se sentía fatal.
- El nunca estará para verlo crecer... - Abril escucho la voz rota y ahogada de una mujer justo antes de entrar al baño. Se paró a escuchar mejor.

- Pero todo estará bien. Estaré contigo, Tini. Alejo también. No estarás sola - Abril se llevo la mano a la boca, sorprendida. Escucho un ruido.

- ¡Yo no los quiero a ustedes! ¡Yo quiero que el padre de mi hijo este con nosotros! ¡Siempre! - su voz sonaba desesperada y llorosa.

- Comprendo lo mal que te sientes, Martina. Tienes que pensar con mente abierta. No podemos perder la esperanza, no es seguro que Jorge vaya a morirse pronto, quizás y dure hasta años. Han habido casos.

- Escasos - interrumpió Martina.

- Pero han habido.

- Tu sabes que no durara mucho, Jorge necesita drogas hasta para dormir.- dijo con melancolía mientras lo imaginaba en aquella camilla.

- Eso no quita que pase un milagro. Eso no quita que Jorge no quiera a su hijo - replico Mechi.

- Lo sé.

- ¿Le dirás?

- No lo sé - Abril dio tres pasos para atrás.

¿Era verdad lo que estaba escuchando? ¿Martina embarazada de Jorge?
Abril estaba algo aturdida, camino inmediatamente hacia la habitación de Jorge, casi corrió.

Martina no podía hacerle esto. No podía ocultárselo. Y ella tampoco quería hacerlo.

***

Días después.

Era domingo por el mediodía y las cuatro mujeres de Blanco, junto con Mechi, Cecilia y Diego estaban sentados en la sala de espera. Jorge había dormido mucho tiempo, por causa de la potente droga que le había estado administrando Xabiani los últimos días. Había despertado hace unos minutos pero no quisieron que hablara con nadie.

- ¿Por qué ha dormido tanto? - le pregunto Martina a Diego.

- El lo pidió - mintió. Todas las mujeres soltaron un suspiro, y antes de decir otra cosa miraron a un hombre vestido elegante. El entro por el lugar y busco con la mirada a alguien, Diego se levanto de la silla y se dirigió hacia donde estaba el hombre, todas las mujeres se le quedaron mirando, luego el hombre se dirigió hacia la puerta de Jorge y entro.

- ¿¡Que!? - chillo Cecilia. - ¿Quién era ese hombre, Diego?

- No lo sé, venia de parte de Xabiani- mintió de nuevo. Todas se miraron confundidas y dudosas, pero prefirieron no mencionar mas nada del asunto.

- Mi buen amigo, Jorge - le saludo el hombre al entrar a la habitación - Que desgracia encontrarnos en un momento así. - estrecho su mano y hasta eso le dolió.

- Carlo, cuánto tiempo sin saber de ti.

- Tu no me habías necesitado hasta ahora. - dijo con un tono decepcionado.

- Agradezco que Xabiani te haya podido contactar - dijo Jorge.

- ¿Para qué soy bueno? - le pregunto de inmediato mientras se sentaba en una silla y abría su portapapeles.

Las mujeres de Jorge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora