Capitulo 7

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- ¿Que escribes, Reyna? - le pregunto Jorge mientras absorbía por el pitillo el jugo que Reyna le acababa de preparar.

- Mmm... - exclamo. - No, nada... ¿Quieres un poco mas de jugo?

Jorge frunció el ceño y se levanto del extremo del sillón para pararse atrás de Reyna y echar un vistazo a lo que tecleaba. Parecía como si estuviera escribiendo una historia.

- ¿Qué es? - le pregunto con interés. Reyna cerró la pantalla de la laptop y lo miro bien.

- Tonterías - dijo sin darle mucha importancia.

- ¿Te gusta escribir? No sabía que te gustara... - dijo sintiéndose culpable.

- No es nada importante, cariño... - dijo con la voz suave. Jorge se froto los ojos y le devolvió una sonrisa.

- ¿De qué estabas escribiendo?

- Mínimas historias. *****.

- ¿De?

- Amor - dijo con un poco de timidez.

- ¿Podría ayudarte en algo? - le mostro todos los dientes en una sonrisa.

- Claro, puedes venir aquí y darme un beso - dijo en medio de una carcajada mientras miraba como Jorge se acercaba a ella y besaba sus labios con ternura.

- ¿Escribirías un libro que llevara mi nombre si te llegas a hacer famosa? - le pregunto divertido mientras dejaba un camino de besos en su rostro.

- Depende, ¿serias capaz de darme una buena historia para escribir? - le dijo y lo vio directo a los ojos. Jorge lo pensó unos segundos, si ella lo conociera de verdad, si supiera quién era el, tendría una buena historia para escribir.

- Quizás - dijo y le pico un ojo.

- A veces me gustaría saber qué piensas, eres algo misterioso - dijo sincera. Jorge frunció el ceño y se carcajeo.

- ¿Tú crees, mi niña?

***

Hoy tenía el día libre pero tenía cita con el doctor, pero que mierda. Estaba pensando pasar todo el día durmiendo.
Ponce, el doctor que estaba tratando su caso lo había llamado con un ataque de histeria.

- Pensaba que eras un tipo serio Ponce, aquí estoy histérico - dijo soltando un largo suspiro. Xabiani, era uno de los mejores médicos, era su médico de confianza. Sabía que esto de su enfermedad era un secreto y el era leal con su buen colega Jorge. Xabiani levanto la vista hacia Jorge, estaba estresado, Jorge lo conocía. Lo que se venía no era bueno. - ¿Que pasa Xabiani, algo malo?

- No estás respondiendo al tratamiento, Jorge - dijo con la voz un apagada. Jorge se sentó en la silla que estaba justo frente a él y se froto la frente.

- ¿Qué? Pero... Pero si yo... - no podía ni siquiera especular una palabra más. Ambos se quedaron en silencio, mirándose entre sí. Jorge se recostó en el escritorio con los puños cerrados y ganas de llorar.

- Jorge... Hermano - Xabiani puso la mano en su hombro como modo de apoyo. - ¿Que tan mal te has sentido?

- Bueno... - Jorge levanto la cabeza y pensó unos segundos. Había sentido nauseas y dolor en el cuerpo, pero nada grave. Mareos y desgana. Al parecer no eran síntomas normales. Jorge trago saliva con dificultad y se paso la mano por los ojos, quitando el exceso de lágrimas. - Dolor general, nauseas y mareos.

Xabiani junto los labios en una fina línea mientras asentía y dejaba a un lado los papeles que estaba chequeando.

- Podemos empezar el tratamiento cuando tú quieras.

- ¿Estoy muy grave? - le pregunto tomando un poco de aire.

- No, pero puedes empeorar, Jorge. A medida que pasen los días, comenzara con mareos y dolor, luego pasaran las infecciones de todo tipo, quizás presentes hemorragias o desmayos. Habrá un momento en el que necesitaremos hospitalizarte y ya sabes lo siguiente.

- Quiero pensar esto, Xabiani - le dijo asintiendo para sí mismo. - Necesito tiempo para pensar que es lo que quiero de la vida. -Murmuro- que me queda

- ¿Acaso no lo sabes? - dijo con un tono preocupado. - ¿Que acaso lo que quieres no es vivir lo mas que puedas?

- Tenemos diferentes definiciones de 'vivir lo mas que pueda' - dijo soltando un suspiro y levantándose del asiento. - Gracias Xabiani - le extendió la mano, estrechando la del doctor.

- Esperare tu decisión Jorge, piénsalo muy bien - le dijo antes de ver a su paciente salir de su consultorio.

***

Jorge aparco su auto frente al edificio, se bajo y paso las manos por sus ojos que estaban rojos y llorosos. Tenía que arreglarse con ella o la conciencia lo iba a matar.
Simplemente era imposible molestarse con una de ellas.

- Jorge... - susurro abriendo la puerta de su apartamento. Jorge la miro con cara de pocos amigos. Abril quedo petrificada.

- ¿Me dejaras entrar o nos quedaremos aquí afuera a esperar a que Dios decida por ti? - dijo divertido. Abril sonrió de medio lado y se hizo a un lado para que terminara de entrar.

- Solo te voy a advertir que no me interesa lo que vengas a decirme Jorge, te pasaste con todo lo que me...-no pudo seguir hablando por qué Jorge la tomo de la cintura y la pego a su cuerpo, plantándole un beso feroz y salvaje. Abril se separo con dificultad de su agarre y lo miro con rabia. - ¿Qué crees? ¿Que por qué me estoy muriendo por ti vas a venir y hacer lo que quieras conmigo? ¿Acaso sabes qué Martina y Mercedes escucharon todo?
Jorge se separo un poco de ella para pensarlo mejor.

- ¿Qué?
- Si. Martina escucho todo. ¿Qué te está pasando con esa mujer? ¿Te gusta, o qué?

- ¿Vas a empezar Abril? - dijo sentándose en la silla de su comedor, Jorge paso la vista por todos los libros y papeles que tenia encima. - Que bella, me encanta que estés juiciosa, estudiando como debe ser.

- ¿Por que me cambias el tema? - Jorge suspiro y no pudo evitar reírse.

- Basta nena, tu sabes que no puedo estar molesto contigo - dijo jugando con las hojas de un libro. Abril tomo el libro y lo puso en la mesa.

- Deja de jugar con los libros que bien caros que cuestan y bien difícil que se me hace comprarlos. Soy clase media no rica.

- ¿Acaso necesitas dinero? ¿Por qué no me lo has pedido antes? - Jorge se levanto para buscar dinero en su billetera. Abril negó con la cabeza.

- No necesito tu dinero.

- No te pongas caprichosa - le dijo mientras sacaba unos billetes y se los daba. Abril renegó.

- No, Jorge... Me cuesta pero terminar mi carrera es lo que más deseo y hacerlo por mi misma es lo que quiero - Jorge sintió pena por ella, por ella y por el mismo.

¿Por que sentía la necesidad de hacer feliz a cada una de ellas? ¿Por qué? ¿Qué era lo que sentía por ellas que no lo dejaban elegir entre cada una?

¿Acaso estaba enamorado de todas? Imposible.

Jorge coloco el dinero en el libro de Abril y lo cerró. Escucho a Abril quejarse a su lado, pero en cambio, el se acerco a ella y beso dulcemente la comisura de sus labios para luego salir de allí y pensar en la conversación que había tenido hoy con su médico.

Le quedaban pocos días de vida y aun no sabía qué era lo que más deseaba hacer.
No tenía hijos. Y no sabía a cual mujer o a cuantas amar.


Oh... yo creo que las ama a TODAS.
¿Qué piensan ustedes

Las mujeres de Jorge BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora