5 años después...
—¡Abuelo! ¡Mira!—la voz aguda y llena de energía de un niño se hizo escuchar alegrando el ambiente del lugar—¡Mira lo que hice!
—A ver ¿que hiciste?—Masaru Bakugou se encontraba sentado en el sofá de la sala de su casa viendo televisión y desvío la vista para prestarle total atención a su nieto—¡Wow! Que linda vaca—dijo asombrado acomodando sus lentes para ver la pequeña figura de plastilina de color blanca con manchas negras qué el pequeño niño albino sostenía entre sus manos con emoción.
—No es una vaca, es un perro—Haise lo corrigió bajando su figura y viéndola decepcionado.
El Alfa castaño parpadeo varias veces enfocando su vista intentando decifrar la forma de la masa de color—¡Ay! Debo cambiar de lentes por unos con más aumento—habló rápidamente antes de que Haise pensará mal de su perro.
Era una tarde tranquila llena de risas en la casa de los Bakugou. El suave sonido del viento movía las hojas de los árboles del jardín, mientras el aroma de galletas recién horneadas llenaba el aire.
Haise estaba sentado en la alfombra frente a su abuelo, concentrado haciendo figuras con plastilina qué había traído de su casa, en una pequeña mesa de vidrio en el centro, había desde pequeños cubos hasta un gran dinosaurio, hechos por las manos del pequeño.
Ya era rutina para el infante estar en la casa de sus abuelos mientras sus padres trabajaban, por lo que verlo todos los días por casí todo el día o incluso noches en las que se quedaba a dormir ya era normal para Masaru y Mitsuki.
Sus padres, siempre le habían explicado adecuadamente en que consistía su trabajo y Haise era consiente de que eran héroes muy ocupados ejerciendo su oficio.
Los amaba y disfrutaba verlos en la televisión dando entrevistas hablando de sus grandes azañas, le gustaba la idea de que sus padres fueran de esos héroes que salían en los dibujos animados y se sentía orgulloso y emocionado por ello. Por lo que casí no verlos ya era algo común, pero a veces quería pasar más tiempo con ellos, pero el sabía que no se podía.—Hice galletas. Esta vez no se me quemaron—llegó canturreando a la escena la única mujer en la casa con un plato grande lleno de galletas qué ella misma había preparado para su nieto y estaba orgullosa de ello porqué muy buena en la cocina no era, pero estaba aprendiendo para cumplirle los antojos al niño de ojos zafiro.
—¡Quiero una, por favor!—alzó la mano extaciado viendo con deseo como el plato era depositado en la mesa justo frente a él.
—Son tuyas—se sentó junto a su esposo en el sofá mirando con una sonrisa a Haise—Pero no te las acabes, acuérdate que comer mucha azúcar te hace daño.
El niño de cabello blanco asintió emocionado tras la advertencia, alcanzó el plato tomando una de las galletas tibias sintiendo el fuerte aroma a chocolate y como se desacia en su boca en un vaivén delicioso.
—Mmmm...—saboreo el dulce sabor—¡están deliciosas!—exclamó Haise con una sonrisa llena de galleta.
La puerta principal fue abierta dejando pasar a Katsuki quién llegaba aún con su traje heroico puesto con una chaqueta negra. Tenía una gasa en la mejilla derecha, al parecer fue un día ajetreado.
—¡Papá!—Haise se levantó de un salto dejando caer plastilina y fue corriendo hasta el recién llegado con la boca llena de galletas.
Katsuki se agacho para recibirlo alzandolo en brazos mostrando una sonrisa cansada después de un fuerte enfrentamiento del otro lado de la ciudad pero brillante. La sensación de su abrazo era como un rayo de sol después de un día nublado.
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Lazos De Poder | BakuTodo |
FanficBakugou Katsuki y Todoroki Shoto enfrentan al desafío de ser padres cuando su hijo ingresa a la Academia UA. Sintiéndose abrumado por la sombra de sus padres, lucha por forjar su propio camino como héroe en medio de expectativas y presiones. ● Los p...