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Capítulo 5

La noche se envolvía en un silencio acogedor, con el aire frío filtrándose por la ventana. En la cálida cama, una pareja de héroes dormían abrazados, sus cuerpos entrelazados bajo una suave manta. La luz de la luna se filtraba a través de las cortinas, iluminando sus rostros serenos.

El suave sonido de su respiración creaba una melodía tranquila, mientras el mundo exterior permanecía en calma. Afuera, los copos de nieve caían lentamente, cubriendo todo con un manto blanco.

Después de una jornada cansada de enfrentar villanos, Dynamight podía dormir cómodamente en su cama al lado de su lindo esposo y rodeado de su espléndido aroma que lograba relajarlo al máximo para un buen descanso.

El llanto de un bebé hizo eco por toda la casa perturbando los dulces sueños de Katsuki. Sintió movimiento en la cama indicando que el Omega estaba dispuesto a pararse a atender al bebé, pero como buen Alfa se sentó rápidamente en la cama tomando la mano de su amado.

—No te levantes, yo iré—dijo somnoliento invitando a su pareja a dormir nuevamente. Sabía lo duro que era cuidar a un bebé durante todo el día, así que mínimo quería hacerse cargo durante la noche.

Con el sueño escrito en la frente con plumón permanente y en metras mayúsculas, Katsuki salió de la habitación para ir a atender a Haise quién lloraba cruzando el pasillo. Entró en la habitación qué era iluminada por la luz de la luna y cargó al pequeño bebé que posteriormente se encontraba en su cuna.

—¿Que pasa? ¿Te cagaste?—preguntó al aire sin esperar una respuesta. Haise lloraba entre sus brazos y al confirmar que su pañal estuviera limpió y que solo despertó en medio de la madrugada, lo acurrucó en su pecho liberando su aroma para que intentara dormir tranquilo—No llores ¿si?, no pasa nada. Estoy contigo.

Acarició el suave cabello albino, deleitándose con los ojos azules zafiros que lo observaban atentamente y que brillaban intensamente entre la oscuridad de la habitación. Dejo de llorar al sentirse protegido por el Alfa. Sin duda, estos últimos cuatro meses con Haise en su vida habían sido maravillos. La sensación de ser padre primerizo era única, siempre estaba pensando en su hijo y en Shoto durante sus labores como héroe, siendo ambos su motivación para ser el mejor.

El quería ser un ejemplo para él, alguien en quien admirar y no solo por ser su padre.

Pero por otro lado también se encontraba la privación de sueño, cambiar a cada rato pañales, estar pendientes de darle correctamente su alimento en formula y por supuesto el llanto constante acompañado del estrés al intentar adivinar las mil razones por las cuales llora. Pero todo eso pasa a otro plano lejano, ya que su hijo era la luz de su vida y de sus días.

Desde que se convirtió en héroe profesional, Bakugou había dedicado su vida a proteger a los demás. Su deseo ardiente de ser el mejor lo impulsaba a superar cada desafío y rival. Pero ahora, al mirar a su hijo, comprendía que ser un héroe iba más allá de la fuerza y la victoria. Quería que su hijo lo viera como un ejemplo, no solo por sus logros heroicos, sino también por sus valores.

Bakugou sabía que debía demostrarle a su pequeño la importancia de la valentía. Recordaba momentos de su propia infancia, cuando soñaba con ser un héroe como All Might. Ahora, quería transmitir esa misma pasión y determinación. En su mente, imaginaba las lecciones que le enseñaría: cómo levantarse después de caer, cómo nunca rendirse ante la adversidad y cómo luchar por lo que es justo.

Haise podía tomar sus propias decisiones en el futuro, decidir su propio camino en la vida. En el fondo, Katsuki anhelaba qué se convirtiera en un héroe.

Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Haise se había quedado profundamente dormido. Sonrió y deposito delicadamente al bebé en la cuna y lo arropó con su mantita.