Capítulo 8

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3 años después...

—¡Me voy a dormir! ¡Buenas noches!—avisó Haise levantándose de la mesa después de terminar de cenar con una sonrisa de "no-me-creas-nada" y dijo:—Creo que voy a dormir durante una semana.

Shoto y Katsuki fruncieron el ceño mirándose entre sí extrañados, sospechando sospechosamente de su hijo. Algo tramaba, y no era nada bueno, y más ahora que era todo un joven Alfa que a veces era difícil de domar.

—Buenas noches. No quiero ver la luz de tu cuarto prendida en la madrugada—contestó el Alfa cenizo haciendo lo mismo para ir a descansar, le dolía todo el cuerpo y al menos quería dormir tranquilo sin que su hijo tirara la casa por la ventana. Literalmente.

—Que descanses, y no intentes hacer una pizza en el microondas a las tres de la mañana—añadió Shoto viendo como el albino subía escaleras arriba.

Haise asintió solemnemente, como si fuera un monje budista, y cerró la puerta de su habitación esperando escuchar que sus padres ya se ubieran ido a dormir. Pero en lugar de ir a la cama, se dirigió a su armario y comenzó a buscar su ropa de "fuga". Se puso unos jeans negros rotos, una camiseta con un logo de una banda de rock que no conocía y se calzó sus zapatos deportivos favoritos.

Apagó las luces y cerró la puerta de su habitación con seguro, asegurándose de que nadie pueda entrar, luego, se acercó a la ventana y la abrió silenciosamente, mirando hacia afuera para asegurarse de que no hubiera nadie vigilando. La noche estaba oscura y tranquila, perfecta para una escapada. Haise se deslizó fuera de la ventana con la gracia de un gato... o más bien, con la torpeza de un elefante en un almacén de cristal. Era un poco muy alto, pero de un saltó logró saltar del segundo piso sin ningún problema.

Se detuvo un momento para escuchar, pero no se oía nada. Entonces, comenzó a correr hacia la puerta del jardín, tropezando con una raíz y cayendo de bruces en un arbusto.

—Maldita sea...—murmuró, mientras se levantaba y se sacudía las hojas de su ropa.

Mientras corría, Haise se dio cuenta de que había olvidado su teléfono en su habitación—Maldita sea...—repitió, mientras regresaba a la ventana y subía de nuevo hacia adentro. Pero esta vez, se tropezó con su propia sombra y cayó de espaldas en la cama—¿Por qué me pasa esto a mí?—se preguntó, mientras se levantaba y se acomodaba la ropa.

Finalmente, después de varios intentos fallidos, Haise logró escapar de su habitación y salir al jardín. Se detuvo y miró hacia atrás, viendo la casa de sus padres en la oscuridad. Sonrió para sí mismo, sabiendo que había logrado escapar sin ser detectado. Ahora, estaba listo para comenzar su aventura nocturna... o al menos, eso creía hasta que se dio cuenta de que había olvidado su billetera en su habitación—La puta madre— maldijo mientras regresaba a zancadas a la ventana y se subía de nuevo por la pared hacia adentro.

La única luz provenía de la luna y las estrellas que brillaban en el cielo como diamantes esparcidos en la alfombra del universo. La tranquilidad se hacía notar entre el aire fresco que recorría el parque en donde se encontraban dos jóvenes disfrutando de la noche y de un buen bocadillo nocturno.

La madrugada se hacia presente con la fresca brisa, algunos autos a veces pasaban por la calle, el parque se encontraba solitario iluminado por tenues lamparas. El joven Alfa albino se encontraba sentado en una banca, disfrutando de un delicioso ramen caliente, a su lado se encontraba su mejor amiga Kira Kuroiro, una Alfa de igual manera, de cabello negro corto y ojos azules brillantes comiendo lo mismo.

—¿Quién ubiera pensado que estaríamos comiendo ramen en un parque a las dos de la mañana?—mencionó Kira acomodando su cabello hacia atrás disfrutando del cálido aroma del ramen.

Lazos De Poder | BakuTodo |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora