Capítulo 10

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El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte, tiñendo el cielo de suaves tonos anaranjados y rosados. Sin embargo, en la habitación de Haise Bakugou, la luz del día aún no era suficiente para disipar la neblina de sueño que lo envolvía. Se encontraba sentado en el borde de su cama, con el cabello despeinado y una expresión de confusión en su rostro.

¿Por qué demonios las clases tienen que empezar tan temprano? Se frotó los ojos, tratando de despejar la pereza que aún se aferraba a él como un gato molesto. Miró el reloj en su mesita de noche; marcaba las siete y media de la mañana. Un profundo suspiro escapó de sus labios. Para un chico que había estado acostumbrado a levantarse un poco más tarde —y por “un poco” significaba al menos sies horas más— este nuevo horario era simplemente cruel.

Pero para su mala suerte era un Alfa que tardaba en arreglarse, no salía de su habitación hasta sentirse completamente satisfecho con su apariencia. Esperaba que tener que levantarse temprano le ayudara a administrar mejor su tiempo. Ojalá y no.

Se levantó de la cama, casi tropezando con su propia mochila, que había decidido hacer una protesta nocturna al desbordarse sobre el suelo.

—Genial, justo lo que necesitaba— murmuró mientras recogía los cuadernos y materiales que habían decidido escaparse. Con un gesto frustrado, lanzó algunos objetos al interior de la mochila y se dirigió al baño.

Se deshizo de su ropa de dormir, abrió la ducha metiéndose bajo el agua caliente que salía. Mientras el agua caía sobre su piel, los pensamientos se agolpaban en su mente, dejando que el vapor envolviera el baño en una nube. Con un suspiro profundo, se dio cuenta de que había llegado el día que tanto había anticipado y temido: su primer día de clases en la academia. Hasta aquel momento, su vida había estado marcada por las clases privadas —hasta incluso virtuales— en casa, en donde la única compañía era su maestro y los libros. Al menos ya no miraría a ese viejo panzón.

Ahora estaría encerrado en un salón lleno de chicos y chicas que aspiran a los mismo que él: convertirse en héroes. Le daba miedo pensar en eso, le daba miedo socializar. Kira iba de igual forma a asistir, pero no estaría allí para siempre, ella tenía muchas amistades aparte de él. Le daba miedo no encajar y quedarse solo. Maldita sea, aún no le habían anunciado en que salón estaba asignado. Rogaba a quien estuviera allá arriba qué les tocara en el mismo y de rodillas si era necesario.

Se sintió abrumado por sus propias feromonas, el olor del acondicionar fue humillado. Se pasó las manos por la cara, intentando despejar esos pensamientos oscuros que amenazaban con hundirlo. Con cada segundo que pasaba bajo el agua, se sentía dividido entre la emoción por lo desconocido y el miedo de no poder siquiera hacer un solo amigo por cuenta propia. Al menos conocía a alguien, Hisashi.

Abrió los ojos y miró hacia el chorro de agua, debía encontrar una forma de calmar sus nervios antes de dar ese gran salto al mundo heroico y escolar. Finalmente, término su ducha sintiendo cómo las gotas de agua eran sacadas sobre su piel. Se envolvió en una toalla con determinación; aunque sus miedos seguían ahí, sabia que no podía dejarse vencer por ellos antes siquiera de poder enfrentarlos.

Con el vapor de la ducha disipandose lentamente. Haise salió del baño, sintiendo cómo el aire fresco de la mañana acariciaba su cara y abrió la puerta del baño pasando directamente al vestidor de su habitación siendo iluminado por una tenue luz blanca y sus ojos se posaron en automática en el uniforme que yacia colgado con esmero. El blazer gris y con detalles en rojo vibrante parecía brillar con una energía propia, como si estuviera  esperando ansiosamente a ser usado. Era difícil asimilar que iba a seguir los pasos de sus padres, dos figuras importantes e imponentes en el mundo de los héroes.

Se acercó al uniforme y lo tocó suavemente, como si pudiera la historia que había detrás de cada hilo. Recordó las historias que le contaban sus padres acerca de sus propias experiencias en la U.A., los desafíos y a los villanos que enfrentaron. Descolgó el uniforme y comenzó a vestirse. Primero se colocó la parte superior: una camisa blanca de botones ajustada que abrazaba su torso con comodidad. Luego se puso el blazer gris con detalles rojos; al abrocharla correctamente puso sentir una oleada de confianza. Era como si cada prenda le otorgara un pedacito del poder que tenían sus padres.

Lazos De Poder | BakuTodo |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora