3

141 8 0
                                    

En la cocina Violeta seguía fregando los platos de la cena en silencio, a esas horas la casa era lo mas parecido a la biblioteca donde trabajaba, solo el ruido de sus manos sobre el agua, los platos en el escurridor.

Deseaba acabar cuanto antes, se sentía cansada y muy inquieta.

Hacia solo un instante que Papa se había retirado a descansar y allí estaba totalmente confundida.

El bueno de papa – pensó.

Era la primera vez desde el accidente de coche que se lo veía animado, aquella noche estaba diferente , extrañamente firme, justo como siempre había sido.

A ella le preocupaba que se encerrara de nuevo, aislándose del mundo, de su familia. ella la que cargaba con todas las responsabilidades desde aquel horrible mes de agosto hacía casi 2 años.

Llevaba la casa, trabajaba en la biblioteca e intentaba asumir un poco de control y estabilidad a su hogar. Perdió la oportunidad de independizarse, sabia demasiado bien la necesidad de todos ellos.

Dejo de pensar en ello ,secando los platos colocandolos en el armario.

Aquella noche había sido distinta, su padre parecía otro, mas activo , mas resuelto. Volvió a mimarla como hacia desde que era una cría.

Solo que...

Al abrazarla como cientos de veces , sus brazos la apretaron mas fuertemente contra su pecho. Ella creyó que el afecto que había dejado de demostrar por todo y todos se había esfumado, así que no le dio apuro dejarse estrujarse entre sus brazos.

Solo se dejo llevar , apoyo la cabeza sobre su hombro mientras sentía aplastarse sus pechos contra Papa, espero como siempre el besito en la oreja, pero no llego.

Seguía aferrado a su espalda hasta que un solo instante después sus manos comenzaron a deslizarse por encima de la camiseta, un suave roce resbalando desde sus hombros hasta su cintura, lentamente.

Oía como en un sueño las frases de su padre en el oído, mimoso y adorable. Las lagrimas por tanto dolor escondido amenazaron por traicionarla, así que siguió aferrándose

No te preocupes niña..., Papa cuidara de todas... sois mi vida.-- susurro de nuevo.

La suave mano comenzó a escurrirse hasta llegar a la faldita vaquera , fue como un fogonazo al notar la palma acariciar tranquilamente una y otra vez, hasta sentir como su otra mano seguía el mismo destino. Sobando cada vez mas descaradamente , llegando incluso a agarrarse con dedicación.

Estaba pasmada... es mas, apenas sintió sus manos sobandole el culo, comenzó a notar un calor subiéndole por el cuerpo... y pasa su bochorno deseo algo..., algo mas. Su padre aferrado a su culo le amasaba mas y mas duro el culo , y se sentía como una guarra en celo.

Era una delicia, sintió como los pezones se le endurecían con el roce de la camisa de su padre, y de repente.... ella estaba a punto de correrse.... allí en la cocina , con las manos de su padre apretándole el culo....

Abrió los ojos recuperando un poco de control, era complicado pero pudo pestañear y vio la cara excitada de su padre.

Rompió el abrazo apoyando las manos en sus hombros echándose atrás, dejando que las manos que la sujetaban la soltasen.

Si buenoooo....,-- sentía como se sonrojaba sin poder mirarle a los ojos.-- sera mejor que recoja los platos... – mañana hay que madrugar y no quiero dejarlo todo por en medio-- consiguió tartamudear nerviosa.

Hijas rogando, Padre castigandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora