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Puede que después de todo aquello no fuera una buena idea--, lo planeo la noche anterior, e hizo los preparativos mientras los demás cenaban en la cocina.  Ella casi se atraganto al comer tan rápido y volver a la habitación casi corriendo.

                    Eva sabia que no tendría mucho mas tiempo, así que cuando entro a su habitación agarro la mochila y la vacío de libros, dentro solo puso un par de pantalones, una falda muy doblada, dos camisetas y un jersey. Hizo una bola con unas cuantas bragas y las metió dentro con algo de apuro, vigilando la puerta. Luego,  antes de que Violeta volviera a dormir tenia la mochila bajo su cama, abrió el ultimo cajón de su mesita hasta dejarlo en el suelo y alargando la mano sujeto el saquito negro enganchado al fondo.

Su fondo de emergencias, la ayudaría a pasar desapercibida un poco mas de tiempo, contó los pocos billetes volviendo asegurar el cierre, el móvil negro cayo a su mano enseguida, nadie conocía de su existencia, solo algunos “amigos” del insti.

Así era como se ponían en contacto con ella, para algún tipo de trabajito manual.

Suerte que aun tuviese algo de batería, coloco a cargarlo bajo el enchufe tras el cabezal de su cama.

Suspiro algo tranquila, si las cosas salían como quería, saldría de aquel sitio al amanecer, se largaría antes de que todos lograran despertarse.

Con ese objetivo en mente, Eva se preparo para la noche mas larga de su vida.

Se hizo la dormida, cuando Violeta entro en el cuarto para dormir, solo cuando esta apago la luz de su mesilla de noche, pudo respirar con tranquilidad, era solo cuestión de dejar pasar las horas, y si lo hizo.

    El sueño le fue venciendo , se quedo dormida casi inmediatamente y el sueño volvió a apoderarse de ella .Volvía a estar sentada en la silla de su escritorio, Paco seguía jodiendola       con lentitud empujando con ganas el pollon en su tierno coñito.

Al principio, le había dolido algo, dolorida como estaba, pero para peor bochorno de ella había comenzado a darle un placer que jamas admitiría.

Y eso él lo sabia.

Se despertó bruscamente, con las sabanas pegadas al cuerpo, el chándal con el que había dormido se le pegaba al cuerpo, fuera las primeras luces de la mañana asomaban por la ventana, miro hacia su hermana acurrucada y al reloj que marcaba las 6:40.

Agarro la mochila bajo la cama, calzándose las zapatillas para dirigirse a la puerta, abrió con mucho cuidado la puerta , llevaba el móvil enganchado al cuello, el dinero escondido bajo las plantillas de sus deportivas. Sigilosa se dirigió por todo el pasillo hasta la cocina, abrió la nevera  saqueándola de todo lo que pudo, con la bolsa llena de comida puede que aguantase un par de días.

Volvió sobre sus pasos y se apresuro a salir por la puerta hacia la calle.

Ya cuando bajaba las escaleras, pensaba y pensaba como seria la reacción de su padre, se enfurecería, peor, la castigaría si la encontraba.

Pero no la encontraría....

Fuera en la calle, el día se ponía en marcha como siempre, evito ser vista por los chicos de la panadería, pasando agachada por el callejón, aun no tenia muy claro hacia donde se dirigiría, camino sin rumbo hasta que sus pies la llevaron de nuevo a la valla del instituto, aun era demasiado pronto para que el conserje apareciera.

Vigilo un par de minutos antes de escalar la verja de entrada, apartándose de la entrada casi sin aire en los pulmones.

Se dirigió hacia la parte de atrás del viejo gimnasio, se agacho junto al montón de hierros oxidados , parte del andamiaje hacia una eternidad, tapaban un respiradero amañado para poder entrar y salir cuando quisiera.

Hijas rogando, Padre castigandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora