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Violeta siguió lavando los platos mientras las mellizas desaparecían por el pasillo, estaba agotada pero seguía nerviosa por lo sucedido aquella tarde, era como si una picazón le recorriera el cuerpo.

Podía estar en la cocina, como todas las noches limpiando los restos de la cena pero parecía que su cuerpo estaba en otro planeta, tropezaba con las sillas, le temblaban las manos, estaba como acalorada , sin saber muy bien como responder.

Ella siempre tan segura, ahora se veía atacada, asustada que no se reconocía.

Aun no sabia como reaccionaria al ver de nuevo a su hermano Alberto, sabia que tenían una discusión cerca, era imposible no tenerla. Aquello que había pasado estaba mal, lo sabia.

Aun así, no dejaba de pensar una y otra vez , en su dedo moviéndose con rapidez, dándole placer como nunca antes sintiera.

Era imposible no recordarlo sin excitarse.

Tuvo que apoyarse sobre el fregadero y humedecerse de nuevo la cara, la quemazón era cada vez mas fuerte, lo soportaría aunque tuviese que ducharse con agua helada.

Tras secar y colocar cada uno de los platos, dejo preparada la cafetera para el día siguiente, miro el reloj , solo eran las 23:00 , sentía como los nervios se retorcían en el estomago sin comprender lo que le pasaba aquella noche.

Aliso por tercera vez el mantel de la cocina y angustiada miro hacia el comedor, donde sus hermanas veían una película con su padre como otro día cualquiera.

Se habría obligado a sentarse con ellos, pero aquella noche notaba su cuerpo inquieto y sin duda Papa se lo hubiera notado.

Así que permaneció sentada en la cocina repasando las facturas, intentando leer el mismo folio una, dos , hasta tres veces.

Pronto consiguió dominarse, y confiar en los números, olvidándose de lo que sucedía alrededor, sintió que aquel ardor disminuía un poco, si no lograba calmarse no pegaría ojo , y lo peor era despertar al día siguiente con la carga que suponía tener que lidiar con la casa, el trabajo , la familia.

Vio el vaso de leche , lo toco notando que aun seguía caliente, supo que le vendría bien para relajarse y descansar. Bebió decidida un largo trago, noto un extraño sabor amargo en el paladar.

Volvió a su trabajo con las facturas , dando otro sorbo mas, esta vez el gusto era mas fuerte y decidió tirarlo.

Lo que faltaba,-- pensó--, la leche esta pasada--.

Se levanto con el medio vaso en la mano , volcando lo sobre la pila, fregó cualquier resto .

Probo la leche del cartón que saco de la nevera, estaba vació.

– Otra vez lo de siempre, que les costara lanzarlo a la basura-- se dijo.

Abrió el nuevo cartón y lleno el vaso, lo puso en el microondas mientras recogía las facturas de la mesa. Cuando estuvo listo,lo dejo de nuevo donde las mellizas lo habían puesto hacia un rato. Debían ser medianoche , del salón ya no salia ningún ruido.

Notaba el sabor amargo en el paladar cuando llegó al lavabo, se cepillo los dientes dos veces ,mientras se ponía su viejo camisón de cerditos, cuando al fin se hubo cambiado empezó a notar como le pesaban los ojos.

Salio del cuarto de baño bostezando, pero cuando se dirigía hacia su cuarto recordó la cesta de ropa sin doblar abandonada sobre el sillón del salón, calculo mentalmente 15 minutos mas, así que arrastrando su cuerpo hacia el salón ,comenzó a doblar la ropa torpemente.

Hijas rogando, Padre castigandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora