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Maria agotada cerro la puerta a sus espaldas, miro el reloj de la cocina mientras se dirigía a la nevera dispuesta a prepararse un bocadillo. Se asomo al salón, y vio como su padre dormía con las gafas apoyadas en la nariz.

Volvió para la cocina, y ceno en silencio preguntándose donde habrían ido el resto de sus hermanos, como no oyó a las mellizas supuso que estarían ya en la cama, aun no era muy tarde, apenas las 22:00 de la noche, le extraño que se hubieran acostado tan tarde sabiendo lo que molestaban con lo de tener un poco de independencia.

Tampoco veía a Violeta, se imagino a su hermana con alguna de sus aburridas compañeras de trabajo , Eva , seguiría castigada en su habitación a pan y agua..., --pensó.

Termino de limpiar lo ensuciado en la cocina y se dirigió a su habitación, aun tenia un par de días para ella su cuarto, que alivio no tener que compartirlo.

Entro a oscuras, sacándose el jersey por la cabeza, lo tiro de cualquier manera sobre la silla y siguió desvistiéndose lentamente hasta dar con el interruptor de la lampara junto a la cama.

El susto fue tremendo. Allí mirándola estaba estirado su hermano Alberto, contemplando al detalle su cuerpo medio desnudo.

Que susto!.... Joder Alberto...., sal de mi habitación....va, ya esta bien con la broma!--dijo Maria intentando cubrirse ante la hambrienta mirada de su hermano.

Mmmmm..., estoy aquí por un encargo... hermanita miá...!-- Así que, tu veras, dijo abandonando la postura tumbada de la cama y sentándose.

Un encargo..., de quien?-- pregunto extrañada Maria mientras se cubría con su vieja baja de flores.

Pues de quien va a ser.... de Papa.-- mmm, no te cubras hombre..., dijo llevando su brazo hasta la bata y sacándosela de un estirón fuerte.

Oyeeee...!-- respondió Maria cada vez mas nerviosa-- Tu estas loco..., sera mejor que te vayas...-- dijo tartamudeando nerviosa.

Ay Maria!, ven y siéntate aquí a mi lado, Va...-- dijo palmeando justo a su derecha, – Solo quiero ayudar a Papa, – no le ves lo cansado que estaba....

Maria dudo unos segundos, hasta sentarse unos palmos mas lejos de lo que su hermano le había indicado, le miro durante unos minutos y por fin le pregunto.

Que es lo que te ha pedido Papa?-- pregunto cada vez mas nerviosa.

Buenoooo Maria, Papa me ha pedido que le ayude..., para ser mas exactos , me ha pedido que le sustituya hoy, aquí y ahora....

Sustituir.... en que?--- pregunto retrocediendo un par de palmos desde donde estaba sentada.

Vamos... no te hagas la tontita..., acercándose arrinconandola a los pies de la cama.-- Papa y yo Queremos lo mismo, dijo acariciando suavemente la suave piel de su mejilla. Queremos saborearte … , lamerte hasta que te corras en mi boca y luego...., bueno ya veremos....

No te creo....!-- susurro asustada al ver como se abalanzaba Alberto sobre ella y abriéndole la boca de un abrasador beso, su lengua no dejo de enrollarse sobre la suya provocandole aquel calor tan agradable.

Sin darse cuenta hacia donde les llevaba los besos, Maria se vio tumbada a los pies de la cama con el peso de su hermano aplastandola sobre el colchón, su lengua no dejaba de volverla loca dejándola sin aliento.

Tan pronto como su lengua se volvía mas y mas atrevida, sus manos empezaron a deslizarse sobre la tela de la camiseta que aun llevaba puesta, cerrándose sobre su teta, apretándola y arrancándole el primer gemido.

Hijas rogando, Padre castigandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora