13 KILÓMETROS AL NORESTE DE
LA PRISIÓN BASTELos ojos de Akemi se encontraban oscurecidos, observando con atención el cuerpo magullado de Meliodas que descansaba en sus brazos. Ladeo su rostro viendolo con detenimiento, aún teniendo duda del por qué de su inconciencia. Es decir, se trataba de Meliodas.
Aún así, sus brazos lo tomaban de forma firme pero delicada, con intenciones de no causarle alguna incomodidad o dolor al llevar a cabo la acción. Aunque él estuviera inconciente, su mano se encontraba entrelazada con la de la pelinegra, en un recordatorio silencioso de que aún estaban juntos. Como siempre.
Diane había tomado la decisión de ir en busca de ayuda, ya que Akemi no se veía capaz de hacerlo, puesto que sus emociones iban en contra de lo que su mente quería.
Resentimiento, ¿raro en Akemi? Para nada.
— Todavía no entiendo por qué lo tengo yo en mis brazos, siendo que puedes llevarlo hasta en la punta de tu dedo. Literalmente. — Exclamó la chica estando sobre la palma de la gigante. Un suspiro salió de sus labios cuándo los dedos del rubio dieron un intentó de tomarla más fuerte en una acción fallida, tras esto dejó salir la tensión que recorría su rostro y solo se dedicó a tenerlo entre sus brazos, al mismo tiempo en el que Diane avanzaba adentrándose a una aldea.
Diane mordió el interior de su mejila antes de mirar la palma de su mano y frenar sus pasos. — Él... Él solo contigo está tranquilo, Akemi. Ahora está relajado, con Elizabeth... o conmigo esta tenso, alerta, aún estando desmayado. — Dejó salir una risa pequeña que parecía apagarse en la amargura. — Siempre soñe que fuese así conmigo, pero me queda aceptar que ese es tu papel en esta vida.
Elevó su mirada confundida. — ¿De qué hablas, Diane?
— Él realmente te ama, demasiado. Más de una vez ha dicho que eres su alma gemela, "Sin enamoramientos de por medio", suele aclarar siempre con esa sonrisa típica del Capitán. — Sacudió su cabeza y continuo su andar. — Muchos pueden tener su nombre, su apoyo... su cariño, pero no su corazón. No de la forma en la que tú lo tienes, Akemi. — Quizás su voz se elevo por unos segundos.
Akemi soltó una risa acultando cuánto le habían llegado aquéllas palabras y continúo con la mirada perdida en Meliodas. — Supongo que eso es lo que es él también para mi, sin enamoramientos de por medio. — Dijo por último y volvió a la realidad en el momento en el que gritos alarmados llegaron a sus oídos.
— ¡Alto, no se vayan! ¡Solo quiero saber si hay un medico en la aldea!
La pelinegra bajó de un salto todavía con Meliodas en brazos, y su magía ayudó a que su aterrizaje fuese delicado al suspenderla en el aire por unos segundos hasta llevar sus pies al ras del suelo.
Captó en su campo de vision como Hawk junto a Elizabeth llegaba al lugar de forma apresurada entre intentos de tomar aire. Había olvidado que los dejarón atras.
— ¡Te lo dije!
— ¡Escuche! — Pidió la princesa de manera preocupada. — Hawk, la Señorita Akemi y yo nos encargaremos de buscar un doctor. — Dijo sin tartamudear. — ¡No se preocupe! — Miró a la gigante y luego a la de fleco perfectamente recto, quién se acercaba con el rostro ladeado, algo confundida ante la alteración de ambos.
— ¡NO! ¡Yo me encargo, tú vete! Y Akemi está conmigo, no es tu equipo. — Dijo aún mas alterada la castaña mientras que su ceño se mantenía fruncido. Akemi comprendio qué aquello no se trataba solo de una gran preocupación por parte de Diane. Era algo de odio disfrazado.
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RESENTMENT. ▎ ban ¹
Fanfiction╰─► ❝ we love sins united by the same love, loved by the same person ❞ La avaricia y el resentimiento parecían complementarse a traves del egoísmo, pero esta vez eran unidos por el sincero amor de dos Pecados culpa...