╰─► ❝ we love sins united by
the same love, loved by the
same person ❞
La avaricia y el resentimiento parecían complementarse a traves del egoísmo, pero esta vez eran unidos por el sincero amor de dos Pecados culpa...
Akemi se mantenía alejada desde aquél encuentro en la aldea que había desconcertado todo su núcleo mental. Sabía lo que sucedía, y eso le aterraba.
Lo odiaba.
Aquella tarde, había llegado a su habitación siendo cargada por Ban entre canciones de cuna murmuradas torpemente por el masculino, quién buscaba cesar el llanto que había causado en la pelinegra tras preguntas que buscaban una explicación respecto a lo que había sucedido tiempo atrás. Akemi rompió en llanto al instante de haber visto la duda chispar sobre los ojos de su esposo, creyendo que él la odiaría, pero tiempo después este mismo fue quién la consoló entre sus brazos, asegurando que su amor y confianza no cambiarían por nada.
Luego de horas entre la duda, Akemi decidió que no hablaría respecto al tema, al menos no en un futuro cercano.
Aún despúes de hablar profundamente con el albino Akemi sentía verguenza al toparse con los demás Pecados, quiénes no evitaban mirarla disimuladamente cuando ella no los observaba, preguntándose internamente por la mujer de largos cabellos azabaches y su misterioso "asunto", siendo más que obvio el aura pesado que comenzaba a cargar la escorpión.
Algo que no se podía negar era que cuándo la pelinegra no se encontraba con Ban, estaba lejos de la taberna junto a Meliodas, algo que aumentaba la incertidumbre sobre toda la situación.
Akemi flotaba sentada con las piernas cruzadas sobre una nube rojiza que levitaba junto a King, quién se encontraba recostado sobre su Chastiefol de forma relajada. Apoyó su mentón en sus manos, sosteniendo sus brazos sobre sus rodillas y bostezo con sueño, últimamente no podía dormir de manera adecuada. Dedicando sus noches a dejar caricias sobre el albino.
— Kemi, Ban, King... ¡Quién atrape la mejor presa, gana! — Dijo Meliodas luego de despedirse de Elizabeth deseándole suerte en el mercado.
Ban se movió emocionado, siendo seguido por la mirada perezosa del hada y la mujer.
— ¡Yo voy a ganar!
— Adelante, mi amor. — Murmuró Akemi, para luego ver con atención a Meliodas. — Vas a cazar con las manos, que salvaje. — Bromeó con su rostro adormecido.
— Me las arreglare. — Dijo dándole una repazada a su expresión cansada. Ban por su lado tronaba sus dedos exitado ante la idea de ganar el desafío, por lo que no tardo en salir corriendo siendo seguido por el rubio, y más tarde por los dos Pecados restantes, que levitaban con desgana luego de darse un vistazo soltando un suspiro a la par.
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Los ojos de Akemi pesaron en el momento en el que de un salto se colocó sobre Chastiefol para dejar de usar su magía, colocándose junto a King con los ojos cerrados, el mismo había girado con sorpresa y un gran sonrojó en su rostro, para después tranquilizarse al notar la respiración pesada de Akemi.
— Debe ser difícil. — Murmuró para si mismo luego de dejar un toque de su palma sobre la cabeza de la misma, permitiendo que permaneciera dormida a su lado. Poco despues él también se rindió, cayendo dormido a su lado.
