ＲＥＳＥＮＴＭＥＮＴ. ▎ ban ¹

17. mine

Akemi observó al albino con sus manos en sus caderas, dirigiendo su mirada al varón que lloriqueaba en el suelo. Al ver sus ojos Ban quiso sonreír, pero rápidamente recordó su actuación e hizo un puchero tratando de aguar sus ojos rojizos. Akemi se divertía muy en su interior, pues, Ban estaba muy lejos de parecer inocente o algo remotamente parecido a eso.

— Mi amor, levántate. — Pidió una vez más mientras que extendía sus dedos para enroscarlos en sus cabellos blanquesinos. Ban parecía estar gustoso con el tacto, cerrando los ojos mientras que trataba de ocultar sus comisuras que estaban por elevarse en una calida sonrisa.

— No. — Dijo cortamente en respuesta y las caricias de la fémina cesaron al instante, sin retirar el toque. Ban extendió sus brazos al rededor de los muslos de su mujer y la apegó a él, colocando su rostro sobre el abdomen de la misma. — No quiero.

— Pero... — Suspiró levemente sintiéndo los castos besos que este dejaba sobre su piel descubierta. Sus ojos rojos observaron levemente el paisaje oscuro que le otorgaba la ventana de su habitación, y luego pasó por la cama y por Ban, sentado en el suelo contra el costado de su cama. — No vas a dormir conmigo si no te bañas. — Tarareo levemente observando sus músculos tensarse ante sus palabras, aunque no podía ver su rostro porque este se mantenía pegado a su abdomen. Ban negó aun contra ella, resfregandose contra su piel en el proceso de forma disimulada.

— No quiero. — Dijo con la voz amortiguada por la palida piel de la femina.

— ¿No quieres qué? ¿Dormir conmigo? — Cuestionó utilizándo un tono indignado.

— Bañarme.

— ¿Bañarte qué? — Fingió confusión mientras que una sonrisa se extendía por sus labios rojizos. Hace mucho no presenciaba aquellas actitudes acarameladas del albino.

— No quiero bañarme. — Se despegó de ella aún con sus dedos envueltos a los lados de sus muslos y alzó la mirada, topándose con las pupilas dilatadas de la mujer. — Porfavor. — Antes de que hablara, siguió. — No hice mucho hoy... No estoy sucio. — Ladeo su rosto con esperanza, buscando algo de piedad.

Parecía un cachorro, pero todo aquello era borrado por su mente cuando lo observaba con marcas de polvo en sus hombros y espalda, y mucho más aún cuando observaba el sonrojo de su rostro a causa del licor que aún estaba en su cuerpo.

— No, vas a bañarte y luego dormiremos juntos. Ya me he bañado tres veces y no me he quejado ni una vez, no vas a morir. — Dijo alejándose levemente esperando que se levantara de su posición. — Estás sonrojado. — Señaló. — Aún estás borracho.

— ¿Qué? — Preguntó confundido y elevó sus manos tocando su propio rostro, riéndose al sentir la temperatura de este. — No. — Negó de un lado al otro. — Esto es tu culpa. — Recargo sus brazos sobre el la cama perfectamente arreglada detras de él.

— ¿Mía?

— Sí, bonita.

Akemi elevó sus cejas ante sus palabras seguras y se cruzó de brazos todavía con sus ojos sobre los de él. — ¿Y por qué?

Tarareo buscando sus palabras. — Porque colocaste tus tetas en mi cara. — Contestó con simpleza y Akemi rodó los ojos.

— Claro. — Asintió. — Pero no hice ésto como para que te pusieras así. — Dijo sacando los botones de su nuevo chaleco, dejando a la vista su cuerpo semi-desnudo. Cuando vió las manos de Ban extenderse en su dirección retrocedió mientras que hacía un ruido de negación. — No hasta que te bañes.