25. cheeky comment

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El estado en el que se encontraba el cuerpo de Diane era deplorable, doliendole cada respiración qué llegaba a sus pulmones. La humillación qué estaba pasando King era inmensa, una que guardaría en lo más profundo de su ser. Los tentáculos brotaban del suelo con furia, sumándose al grupo que se encargaba de jugar con el hada, golpeándolo de un lado al otro.

El momento en el que una ráfaga rojiza se hizo presente en el lugar fue indescriptible. Se sintió como una ola de oxígeno llegando a ellos, cuando irónicamente había cortado el mismísimo aire. Los ojos de los presentes no lograron divisar y reconocer a la figura que se movía en el aire, dejando solo una luz roja tras ella. El chiflido de un filo se hizo escuchar, dejando como evidencia el golpe de aquellos tentáculos verdes cayendo al suelo, creando una capa de cenizas al segundo de tocar el mismo concreto de las calles.

Uno tras otro fue cortado a una velocidad sobrenatural, dejando al hada de orejas puntiagudas completamente desconcertado. Su sonrisa flaqueó un poco, viendo como King caía al suelo con grandes golpes en toda su carne.

 Su sonrisa flaqueó un poco, viendo como King caía al suelo con grandes golpes en toda su carne

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Algo que terminó por desconcertar su cordura fue el susurró tras su oreja. No se atrevió a girar, no lo hizo y cuando pensó en hacerlo, fue demasiado tarde. Una mano se posó sobre su hombro, apretando hasta hacerlo creer que traspasaria su piel hasta sacar sangre.

Su sonrisa y expresión relajada desapareció, se esfumó en el aire, mismo que parecía no querer llegar a sus pulmones.

— Estás siendo muy, muy malo. — Pronunció con una sonrisa gatuna en sus labios, aunque él no tuviera la dicha de verla. Acarició el caparazón de su oreja con ayuda de su nariz, encargándose de dejar un leve beso sobre el mismo.

Helbram sintió un escalofrío recorrerlo, comenzando a tener la piel erizada y haciéndolo tragar saliva.

— Es una lástima que me guste castigar a los niños malos, ¿no es así?

— No soy un niño. — Gruño tratando de girar su rostro, pero las largas uñas de la femenina se encargaron de mantener su rostro en su lugar mientras que tomaba su mandíbula con fuerza.

Río. — ¿Te preocupa que te llame niño y no que esté a unos segundos de asesinarte? — Río de nuevo, negando levemente.

El casco que descansaba entre sus dedos fue arrebatado por la femenina y Helbram no llegó a pronunciar palabra alguna cuando este ya se encontraba reposando sobre el cráneo de la pelinegra.

— Porque sabes que puedo hacerlo si así lo quiero, ¿no? — Canturreo mientras sentía como el casco se iba de lado, quedando inclinado.

— Así que tu sello personal es atacar por la espalda, Akemi. — Helbram trató de recuperar su actitud ególatra, pero la risa leve del Pecado logró que su intento se fuera en picada.

— ¿Estás teniendo las agallas de hacer una referencia sobre él? ¿En serio? — Preguntó incrédula, paseando su lengua contra el interior de su mejilla.

RESENTMENT. ▎          ban ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora