23. cruelty or a lot of drama

415 95 4
                                    

El ambiente había vuelto a su tranquilidad habitual, luego de ser desastrosamente interrumpida por los insultos, reclamos y golpes atinados por la indignación desbordante dentro del albino. Su indignación y enojo era completamente entendible, si en Gowther no existiera aquella inocencia enmascarada de desconocimiento.

Borró la sonrisa divertida de su rostro, dejando de oír el ruido causado por ambos Pecados tras la pared que separaba el bar de la naturaleza, en donde por cierto se encontraba su mascota, misma que había dejado huir luego de reflexionar sobre su ignorancia y egoísmo sobre la vida de aquel ser.

Poco después de que la puerta de madera anunciara la entrada al lugar, Akemi sintió un apretón sobre la carne de su pierna, llamando su atención y llevándola a mirar a un lado, subiendo la mirada hasta encontrarse con la sonrisa filosa de su esposo. Se removió levemente sobre la madera de la mesa, sonriéndole tras corresponder el pequeño beso que este había dejado sobre sus labios, dándose el tiempo de memorizar la textura y sabor de sus labios finos y rosados.

— ¿Acaso eso era necesario? — Le preguntó luego de mirar de reojo el polvo que yacía sobre el rostro magullado de Gowther.

Ban se encogió de hombros, tomando asiento sobre el banco qué se encontraba rodeando aquella mesa donde Akemi estaba sentada.

— Te tocó, mujer. — Informó lo obvio, haciéndola suspirar.

Sabía que tenía razón, y Akemi odiaba admitir cuando aquello sucedía.

— No suspires como si estuviera hablando de una nimiedad.

— ¿Nimiedad? — Meliodas cuestionó a lo lejos.

— La palabra "Nimiedad" es utilizada para expresar pequeñez o insignificante, en otros casos prolijidad o minuciosidad.

Akemi rodó los ojos ante la mirada asesina que el albino dirigió hacia él. Se levantó de su lugar, encaminandose una vez más hacia donde se encontraba la mayoría; la barra. Sin esfuerzo alguno, tomó asiento sobre la madera de la misma, observando como Gowther, King y Ban quedaban en fila, estando Meliodas del otro lado.

— Somos un equipo, las peleas deben de evitarse.

Dijo simplemente, esperando que el rumbo de la conversación cambiará y empezará a tratarse sobre la recuperación de la espada de Meliodas nuevamente.

— Te. Tocó. Akemi. — Ban clavó sus ojos en ella.

Akemi lo miró por unos segundos, rindiéndose ante aquella discusión sin sentido.

— Yo lo hago todo el tiempo. — Meliodas habló casualmente mientras que aún mantenía su mano dentro del vaso, totalmente concentrado en limpiar el cristal.

— ¿Qué? ¿Qué acaba de decir, Capitán? — El movimiento fue rápido, rompiendo el contacto visual que mantenía con la mujer que amaba. Clavó sus ojos rojizos sobre la figura de aquel rubio de baja estatura. Ban comenzaba a sentir su corazón latir en su cuello.

— Bueno, lo hacía. Quiero decir, hace mucho, mucho, mucho tiempo atrás. Claro. — Río un poco dejándolo asesinar su alma con la mirada, porque eso no era lo que estaba haciendo que sudara frío, no era Ban, era la mirada de Akemi oscureciendose sobre su figura.

Nunca se había planteado el hecho de que aquello molestase a su esposo. Fue ilusa, lo supo en ese instante, mismo en el que Meliodas fue tomado del cuello de su atuendo, ridículamente retirado de la parte trasera de la barra y arrojado contra la pared del bar. Grande fue su sorpresa al notar como ninguna grieta adornaba la pared.

Ban se controlaba, sorprendentemente.

— Que ridículos… — King bufó, retirándose del lugar con su típica mirada aburrida y fastidiada.

RESENTMENT. ▎          ban ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora