El dolor era lo único que le quedaba. Cada calada del cigarrillo era un recordatorio de la pérdida, pero también un consuelo en su amarga familiaridad. Era como una vieja herida que dolía, pero que prefería mantener abierta, porque cerrarla significaba olvidar. Y olvidar era traicionar lo que alguna vez sintió. Sabía que estaba destruyéndose, que cada cigarrillo lo llevaba un paso más cerca del final, pero no le importaba. En ese dolor encontraba un retorcido refugio, un lugar donde el sufrimiento se mezclaba con los recuerdos, donde la agonía se convertía en una especie de compañía. Mientras el humo se disipaba en el aire, se aferraba a ese dolor, porque era lo único que le recordaba que alguna vez, en algún lugar, había sentido algo verdadero.
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Palabras de un Alma Cansada
PoetryLa recopilación de textos que han expresado, el anhelo, la espera, deseo de algo mejor