El Color del Dolor

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El color amarillento de mis dedos no es solo una mancha, es una cicatriz, una señal de todas las noches en las que busqué consuelo en ti, de todos los días en los que el sol se ocultó y dejé que tu humo me envolviera.

Ese amarillo es el color del dolor no confesado, de las lágrimas que no se derraman, de las palabras que se ahogan 
en un silencio cómplice.

Con cada bocanada, pinto un cuadro 
de sufrimiento silencioso, una obra maestra de autodestrucción que solo los ojos más atentos pueden ver.

Eres el pintor de mis penas, el artista de mi desdicha, y, sin embargo, no puedo evitar buscar en tu humo la paz que no encuentro en ningún otro lugar.

Palabras de un Alma CansadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora