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Narra Kenma

Abrí poco a poco mis ojos, pues los rayos del sol comenzaban a calar en mis afilados ojos. Rápidamente me percate de que mi acompañante seguía dormido, por lo cual me levante en silencio, hice mis necesidades y finalmente me dirigí a la cocina para comenzar a preparar algo para el príncipe y para mi.

Debido a la falta de tiempo, decidí simplemente picar algo de fruta y acompañarla con un pan con huevo y aguacate.

Un par de brazos me abrazaron por detrás de una forma bastante cariñosa. Mis ojos de forma automática se posaron sobre el alfa, el cual se veía mucho más desarreglado que todos los días.

-Ya casi está el desayuno. Tendremos que apurarnos para llegar antes al palacio y evitar que te regañen.

-No importa eso. De igual forma ya tengo asegurado el regaño, así que podemos tardar un poco más.

-¿Sabes cual es mi secreto para que la comida siempre sepa bien? -Cambie el tema de conversación, pues no me sentía cómodo sabiendo que él otro se metería en problemas por mi culpa.

El alfa me miro de forma atenta y solo soltó un pequeño "Uhm" para que continuará con mis palabras.

-Magia culinaria. Todo con un poco de amor y con ayuda de magia sabe mejor. -De mis manos hice brotar unos diminutos brillos de color blanco, sorprendiendo al azabache.

-Es la primera vez que veo magia en persona.

-Te sorprendería todo lo que la magia puede hacer.

Después de esa pequeña charla nos dispusimos a disfrutar los alimentos de forma silenciosa. Agradecía totalmente qué Kuroo respetará mi silencio, pues hablar me cansaba demasiado, aunque en realidad, yo siempre estaba cansado.

Finalmente terminamos el desayuno y comenzamos a vestirnos. Yo me puse el uniforme, mientras que Kuroo al no tener un cambio de ropa se vistió con lo mismo del día anterior.

En realidad, la pijama que antes portaba tampoco era suya. Era la ropa ropa de el ex esposo de la bruja que antes vivía conmigo y que por alguna razón, guardo las prendas de el padre de su hija. Realmente no la culpo, pues yo también haría lo mismo.

Después de vestirnos nos dirigimos a paso lento al palacio. El clima estaba mucho más caluroso que siempre, por lo cual decidí hacerme una pequeña cola de caballo para ventilar mi cuello.

-¿Alguna vez te dije lo lindo que te queda ese peinado? Me gusta como luces con el cabello suelto, pero también adoro como te ves así.

-Eres muy directo, príncipe. -Reí un poco, para luego continuar con el camino hacia el palacio.

No tardamos mucho en llegar, por lo que rápidamente nos separamos y yo comencé con las labores domésticas, mientras que Kuroo fue a su oficina con una cara de derrota, pues sabía bien que recibiría un buen regaño.

Por mi parte, comencé a hacer mis pendientes con bastante tranquilidad. El ambiente en el palacio se sentía mucho más diferente que siempre, pues olía a miedo y desesperación.

Confieso que me asusté un poco por ello, pero creí que sería por algún asunto externo en donde no debía entrometerme, por lo cual ignoré las alertas y continúe con mis labores.

A los pocos minutos, dos sujetos entraron a la habitación donde me encontraba limpiando. Al principio creí que se habían equivocado o estaban buscando a alguien, por lo cual me tome el atrevimiento de hablar.

Coronas y varitas - KuroKen Omegaverse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora