Capitulo 8

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Septiembre.

—¡Mamá, estoy en casa!— grito la castaña entrando, los Rodrigo acababan de dejarla en la entrada.

Su mamá como regalo de cumpleaños, junto a su padre, habían aceptado autorizar el permiso de los Rodrigo para llevar a su hija de viajes con ellos. Duraron casi todo el verano, Rowan cumplió años en una fiesta que le hicieron en una discoteca, cuando fueron a Francia. Olivia por nacer en febrero era aún menor, pero dentro de poco tendría la misma edad que Rowan, quince años. Algunas veces durante el viaje había hablando con su mamá por teléfono, pero no más de una hora. Le había dejado a la familia Rodrigo todos los gasto pagados de Rowan, aunque insistieron que no era necesario ya que la castaña era como de la familia.

También había conocido a la famosa hermana mayor de Olivia, Andrea, quien hasta ahora había estudiado en el extranjero, en Europa. Había mencionado que dentro de unos meses volvería a casa para tomar unas vacaciones de la universidad. Olivia y ella esperaban con ansias ya que Andrea era muy graciosa y genial.

Después de no recibir respuesta alguna supuso que su mamá estaba trabajando, suspiró un poco triste mientras entraba y cerraba la puerta. Con esfuerzo subió sus maletas hasta su habitación y se lanzó a la cama, el cambio de horario la tenía cansada.

Mañana era el primer día de clases, otra vez volvían a la aburrida y monótona rutina. Pero algo positivo salió de eso, volvería a ver a su rara favorita. Levantó la cabeza y se asomó por la ventana, Sabrina no estaba en su habitación, las luces estaba apagadas. Rowan no quiso admitirlo pero sintió un poco de decepción, esperaba poder ver su rostro antes de mañana.

Estás mal de la cabeza, te la pasas pensando en esa nerd todo el día. Su subconsciente me recordó mi que hizo prácticamente todo en verano. No dejar de pensar en Sabrina Carpenter, y eso la estaba volviendo loca, tuvo problemas para dormir más de una vez y discusiones con su mejor amiga, Olivia siempre le preguntaba que le sucedía y Rowan le salía con evasivas.

Estaban siendo un poco privadas entre ellas, ninguna había actuado así antes, era extraño y dolía. La castaña también sabía que algo ocupaba la mente de Olivia, la chica de ojos cafés siempre terminaba con los ojos perdidos recordando, pero nunca quería admitirle que sucedía.

Era la primera vez que peleaban de esa forma, aunque después de unos días volvieron a arreglarse y no tocaron más el tema. Era muy delicado, ellas no acostumbraban a guardar secretos y los sentimientos confusos que estaba experimentando Rowan por Sabrina eran muy vergonzosos como para contárselos a su mejor amiga. Sin darse cuenta termino dormida en la cama. En la madrugada escuchó unos ruidos en la planta baja que la despertaron.

—¿Mamá?— dijo un poco despierta, se levantó de la cama frotando sus ojos.

Aún seguía vestida con la ropa del viaje, que incomodo. Después llegaron unos pequeños murmullos y risas, Rowan se detuvo, apoyando la oreja contra la puerta cerrada. Más susurros que reían y hablaban, algunos gemidos y el sonido de un nombre susurrado. Reconoció la voz de su mamá, diciendo el nombre de un tal Roberto, se asustó un poco, pero se negó a salir de su habitación. Un rato después se escucharon pasos subiendo por la escalera y la puerta de la habitación de su mamá cerrada. Cerró los ojos colocándose de espalda contra la puerta y deslizándose hasta quedar sentada en el suelo.

—Perfecto.— murmuró rodeando sus rodillas con sus brazos. —Ahora mi querida madre debe estar acostándose con un extraño.—

Era la salida que había encontrado su madre, suponía, para no sufrir ahogaba su dolor en los brazos de otro hombre. Un gran ejemplo. Otra muestra de que el amor no existía, era solo reacciones físicas y pensamientos lascivia para satisfacer el cuerpo. Y la obsesión que al parecer sentía por Sabrina era un método que seguro utilizaba ella para no pensar en todo eso, en la idea de su familia arruinada y su felicidad inexistente.

RIVALES - ROWINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora