RIVALES - ROWINA

Capitulo 17

—Madi... ¡Madison!— Rowan la sacudió por el hombro.

Por fin la chica dejo de mirar al vacío, últimamente actuaba muy extraña.

—¿S... si?— balbuceó un poco nerviosa por todas las miradas de las chicas en ella.

Estaban frente al casillero de Dove, esperando que la chica de piel blanca recogiera sus cosas. Olivia había notado la extraña actitud de Madison y las dos chicas habían intentado llamar la atención de la chica.

—¿Estás bien?— Olivia alzó una ceja.

Madison se sonrojó un poco mientras sacudía una mano, para restarle importancia.

—Yo, estoy bien, muy bien.— después observo a los lados sonriendo nerviosa.

Olivia y Rowan se miraron, no podía ser  ¿verdad?

—¡Listo, vamos a clases, Madi!— Dove cerró su casillero antes de tomar a la castaña y salir corriendo hacia la clase. —¡Las veo después, chicas!—

Las otras dos se despidieron, Madi se había comportado muy extraño. Estuvieron unos segundos en silencio, meditándolo.

—¿Crees que...?—

—Espero que no.— Rowan negó con la cabeza aún mirando por donde se había ido sus dos amigas. —Esto es complicado.—

Olivia estuvo de acuerdo, después miro la hora y se alarmó.

—¡Hay que ir a clase de arte! Voy a buscar mis cosas, te veo en el salón.— se despidió de la alta saliendo en dirección a su casillero.

La alta pensó que era mejor ir de una vez al salón de arte. Fue una de las primeras en llegar, había unos tres chicos que no conocía y Sabrina y otra chica. ¿Tengo tan mala suerte? Al parecer así era, pero secretamente está ansiosa por ver a la rubia. Las dos se miraron, pero como siempre, Sabrina apartó la mirada y Rowan terminó frustrada. Fue hasta su lugar, uno de los caballetes del fondo al lado de Olivia. Solo esperaba que hoy su amiga no quisiera hacer otro dibujo del kinder, si no ella volvería a estallar en risas y tal vez esta vez si la suspendieran.

—¡Blanchard !— la llamó el profesor, todos voltearon a ver a Rowan.

La castaña se quedó quieta antes de volver atrás y después volver al frente y señalarse.

—¿Yo?— sonrió inocentemente.

El profesor rodó los ojos y le hizo señas impacientes para que se apurara. Rowan vio que todos la veían, excepto una muy supuesta distraída Sabrina que prefería mezclar la pintura en su paleta antes que verla. Claro, Sabrina Carpenter se hacía de rogar, entonces Rowan no caería en su sucio truco.

—¿Diga?— pregunto nada más llegar frente al escritorio.

El señor acomodó sus lentes sobre el puente de la nariz, mirándola. Después alzó una bolsa de plástico, entregándola a la chica de ojos cafés.

—Los rollos nuevos, para la cámara.— le recordó ya que la castaña le había pedido el favor de comprar unos nuevos.

Rowan tomó la bolsa de plástico.

—Gracias, jefe.— sonrió pero se detuvo de volver a su puesto cuando el profesor la llamó. —¿Qué?—

—¿Como vas con todo el asunto de la fotografía?—

—¿Bien?— la castaña rio un poco pero al ver el rostro serio del señor se detuvo.

—¿Ya has encontrado a tu inspiración?— levantó una ceja, Rowan no parecía entender. —Ya sabes, tú musa.—