RIVALES - ROWINA

Capitulo 14

Rowan estaba, en cierta forma, extraña. O tal vez desconcertada, los sueños con Sabrina no mejoraba ni un poco, mejor dicho, cada vez parecían empeorar. El día de ayer fue... intenso, no fue algo vulgar, muy lejos de eso. Fue intenso de otra forma, estaba logrando que Rowan conociera una parte de ella misma que no quería descubrir.

Sabrina y ella estaba en el parque de los árboles, normal; las dos recostadas sobre las flores viendo el cielo, eso era un poco extraño; con sus manos entrelazadas, allí fue cuando las cosas se fueron de cabeza; la castaña después se le quedó viendo mientras se acercaban, a sus labios. ¿Entienden? ¿Quería besarla? Rowan Blanchard quería besar a la rarita de Sabrina Carpenter.

No tenía sentido, ese sueño estaba fuera de lugar, y lo peor fue que al despertar ni siquiera se habían besado. Tipo: ¿para que mierda tienes un sueño extraño si ni siquiera terminas besándola? Todo mal haces, Blanchard, hasta en sus sueños. Después estuvo media hora mirando al techo aún más desconcertada por la decepción que sintió al no besar a la rubia en sus sueños. Cada vez estaba peor, era muy obvio.

Quería hablar al respecto el tema con Olivia, pero tenía miedo a que pensara que era una... anormal. Digo, Rowan no era homofóbica ni nada parecido, pero nunca se había planteado la opción de estar interesada en una chica... románticamente. No, no, nada de "románticamente". El amor no existen puede que solo tenga ¿Atracción física? Fueron lo que fuera el caso es que lo estaba sintiendo por una mujer, atracción, porque amor no era. Nunca en la vida. Y no sabía que pensaba su mejor amiga al respecto, puede que quedara asqueada. ¿Ella era gay o bisexual? Esperaba que la segunda, así podría fingir que solo le gustaban los hombres, pero no estaba muy segura. Como se pondría su madre si se enteraba de esto.

Igual a ella no le importaba mucho. Y su padre estaba ocupado pretendiendo que no tenía una hija como para importarle. Mejor salgo a dar un paseo y me aclaro. Se dijo a si misma. Como siempre decidió que arreglarse no era una opción, quería ir a un lugar para estar sola y pensar así que no te deja que lucir bonita. Una sudadera y unos vaqueros ajustados, aquello era todo su guardarropa con su cámara colgando del cuello. Se peinó el cabello primero con el cepillo y después con los dedos, para darle un aspecto más atractivo. Trucos de belleza.

—¡Mamá, voy a salir!— gritó y apenas escuchó un gruñido de respuesta. —¡Lo tomaré como un si!—

Al estar afuera al viento frío era agradable, aún era temprano y si llegaba aún lugar algo podría tomar fotos del atardecer. Rowan creía estar enloqueciendo, pero cada día era un atardecer diferente, repleto de nuevos colores y formas en las nubes queriendo ser descubiertas. Era casi mágico.

—A la carga.— dijo mirando a su alrededor, nadie estas en la calle.

Como otras veces, Rowan empezó a trepar por unas enredaderas para subir a su techo. Estaba a medio camino, a la altura de la ventana de su habitación, utilizando el alféizar como apoyo. ¿Que estaría haciendo Sabrina? Esa fue la duda que la atacó, sintió una necesidad de voltear a ver hacia la casa de la rubia. Allí, con la ventana abierta observando fijamente a la castaña, estaba Sabrina Carpenter que se sonrojó al ser descubierta. Fue un poco más sorpresivo para Rowan ella sintió su corazón saltar hasta su garganta y perdió el equilibrio. Se intentó agarrar de una de las enredaderas, pero su pie resbaló, ella comenzó a caer.

—¡Rowan!— debía ser la voz de una angustiada Sabrina.

La castaña lo primero que pensó fue en su cámara, la sostuvo fuertemente contra su pecho. Por suerte aterrizo en los arbustos al lado de su casa, sintió como las ramas le pinchaban la espalda, pero al menos nada grave. Estaba apretando los párpados y sentia un molesto dolor en los brazos, las ramas le estaban causando dolor.