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Sus dedos se enredaron en sus finos y largos mechones

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Sus dedos se enredaron en sus finos y largos mechones. El sudor de ambos cuerpos mezclarse con sus perfumes, el vaivén que Minho le proporcionaba y los gemidos de Naeun que inundaban el salón de química.

Necesitaba saciar sus ganas, Minho necesitaba dejar de pensar en Taemin de una manera tan sexual. Su mente lo había inundado con esas imágenes una y otra vez toda la mañana, recordando su piel desnuda, todo eso frente a él. Y es que el cuerpo de otro hombre no le parecía nada atractivo ni excitante, pero el cuerpo de Taemin, hacia que su propio cuerpo reaccionara con tan solo haberle visto una leve fracción de segundo.

Se descubrió a si mismo teniendo e imaginando escenas de sexo en su mente, tomándolo a la fuerza, penetrándolo, sintiendo la suave y brillante piel de Taemin sobre su tacto mientras olía el esplendoroso olor a sándalo y vainilla que desprendía de su cuerpo.

No estaba bien.

Había logrado que ese ser le tuviera la plena confianza para poder acercarse a él; que un mal movimiento podría llegar a arruinarlo todo, no quería. No permitiría que eso pasara. 

Estaba tan excitado, que en cuanto terminaron las clases, salió corriendo en búsqueda de Naeun, no compartían esa clase, asi que cuando la encontró la arrastró al salón de química, comenzó a besarla y tocarla tan fervientemente que terminó por excitarla, permitiéndole tener sexo libremente ahí mismo.

Naeun sonrió divertida mientras abrochaba su blusa

—Dime ¿Por qué de pronto en la Universidad? Habías estado negándote en hacerlo aquí.

Minho no contestó. Solo la besó. ¿Responderle? ¿Qué podría responder a eso? Solo la estaba usando para saciar sus deseos sexuales. El cuerpo y el olor de Naeun habían dejado de parecerle realmente bonitos y atractivos, comenzaba a desenamorarse de ella. Y lo sabía.

—Te veo esta noche. —dijo cuando rompieron aquel beso, una vez al mes tenían una cena con los padres de Naeun, se había vuelto una tradición desde que eran pequeños, Minho lo había olvidado. No esperó respuesta, salió felizmente de aquel lugar sin antes decirle a palabras lo mucho que lo amaba.

Esa misma tarde Minho llegó al castillo, por primera vez no lo había encontrado a Taemin leyendo o reparando algo.

—¿Taemin?

Ni siquiera había señales cerca de él ahí mismo, por lo que imaginó estaría durmiendo en su habitación. Subió las escaleras y se encaminó a esta notando la puerta semiabierta; para evitar el sonido chirriante de la puerta y evitar despertarlo, solo se asomó ligeramente por el pequeño orificio.

Para sorpresa suya Taemin estaba despierto, se encontraba recostado bocarriba, su cuerpo estaba ligeramente curveado, mientras sus piernas desnudas se alzaban ligeramente, Taemin se estaba tocando.

𝓗𝓮𝓪𝓿𝓮𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora