Parte 11

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—Yo iré a abrir.

—Bueno, mamá.
¿Quién sabe quién será?

Cuando la mamá de Samanta abrió la puerta, quedó sorprendida ya que habían varias personas afuera de la casa, y traían desde alimentos hasta ropa y zapatos.

—No puedo creer lo qué veo. —dice, y empieza a llorar.

—¿Y esto Brandon?

—Samanta, esto se llama ser una comunidad unida, dispuesta a ayudar en momentos difíciles.

—Traemos todo esto para ustedes.
Sabemos que estos momentos son complicados para ustedes dos. —les dice una vecina.

—Muchísimas gracias. —responde la mamá de Samanta, y luego empiezan a meter todo lo qué les trajeron.

—Esto es una bendición de Dios.

—Los vecinos tienen buen corazón.
Mire, qué traer todo ésto para ustedes.—expresó Sandra.

—Así es.
Son maravillosas personas.

—Samanta, aquí está el libro qué me pidió.

—Gracias.
Iré adentro a escribir.

Samanta empezó a escribir de nuevo todo lo que había escrito antes, sin embargo no se recordaba de algunas fechas, solo anoto lo qué recordó.
También escribió lo de que uno de sus profesores sería padre, y que su madre fue al hospital por causa de un disparó.
Escribió sobre que su padre estuvo desaparecido, porque lo secuestraron, y que después llamaron pidiendo cincuenta millones, por su rescate, que hasta tuvieron que conseguir dinero falso, y qué la policía pudo intervenir para rescatarlo.
Contó lo del parque, y lo efectivo que le estaba haciendo las recomendaciones del amigo, que ese día hizo dos amigos nuevos, pero justamente en esos momentos pasa el aviso del incendio de su casa.
Además, que en el hospital vio a su prima, y que después de la espera se dio cuenta que perdió a su padre.
Pero se encuentra agradecida con la vecina Sandra que les dió posada, y por los vecinos de buen corazón que llevaron comida, ropa y zapatos.

—Sin duda en esta vida pasan cosas terribles, y difíciles de enfrentar.
Hay personas malas, crueles con el corazón de piedra; Pero a la vez también hay personas de buen corazón, amables y bondadosas, que están en los momentos difíciles de la vida.
No puedo imaginar este mundo sin algún ser humano que sea sensible, y que tenga el corazón abierto para ayudar a quien más lo necesita, sin que le importe quién es, y como es. —pensaba Samanta con lágrimas en los ojos.

—Señora, necesito hablar con usted.
Se que probablemente no es el mejor momento, y que sería mucho más bonito que su difunto esposo estuviera aquí, y también lo supiera.
—expresa Brandon.

—Yo mejor me voy, así hablan sin problema alguno. —les dice Sandra, y se retira.

—Dime, ¿Qué sucede Brandon?

—Primero, decidí conversar con usted, para saber lo qué piensas, y así después contárselo a Samanta.
Señora, yo me enamoré de su hija, y no sé en qué momento pasó.

—Joven, me has sorprendido.
¿Enserio te gusta mi hija?

—Sí, habló sinceramente.
Su hija me interesa, y me gustaría tener una relación con ella, si es posible.

—Bueno, estoy sorprendida, y a la vez contenta, pero por mi parte tienes el permiso de ser novio de mi hija.
Solo que debes hablar primero con ella, y saber lo que siente y piensa.

—Muchas gracias, señora.
Y por supuesto, yo hablaré con Samanta, solo que no sé cómo decírselo.

—¿Hablar de qué Brandon? —pregunta Samanta, dirigiéndose donde estaban su mamá, y él joven.

—Yo los dejó para que conversen. —dice, y se va.

—Samanta, sentémonos un momento.
Tengo algo que decirte. —le dijo, y luego se sentaron.

—Dime, ¿qué sucede?

—Primero que nada hablé con tu madre sobré esto.
Le dije que quizás no era un buen momento para conversar de ésto, por la pérdida de tú padre, pero lo quise hablar.
Samanta, le dije a tú mamá que yo estoy enamorado de ti.

—¿Qué?, ¿Cómo es eso posible? —dice Samanta, sorprendida y se levanta de donde estaba sentada.

—No se Samanta, no se como sucedió.
Disculpa si eso te afecta en alguna forma.

—Bueno, solo estoy sorprendida.
solo eso.
La verdad, me pareces muy lindo, y no puedo creer que yo te guste.
En este cortó tiempo, hemos sido muy amigos, y me has apoyado demasiado.
Así que no sé cómo digerir lo qué me has dicho.

—Lo entiendo perfectamente.
Y tienes todo el tiempo que necesites para pensar en lo que dije, incluso si ocupas unos años para responder, lo entenderé, y aceptaré.

—Solo dame unos días, para pensar en lo que me dijiste.

—Claro, yo esperaré Samanta, y cuando estés lista para responder, me escribes o llamás.
Por ahora me iré, y nos veremos pronto. —dice el joven, para luego acercarse a Samanta, y darle un beso en la mejilla.

Después de eso, Brandon se iba a retirar, pero en eso Samanta lo detiene.

El diario de una fea. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora