Risas en la Oscuridad

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                        °One short °

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El viento nocturno soplaba con fuerza en Gravity Falls, pero dentro de la Mansión Northwest, todo estaba en completo silencio. Bueno, casi todo.

Pacifica estaba acurrucada en su cama, con una sonrisa juguetona curvándose en sus labios. Acababa de recordar algo, algo que la había hecho reír sola, y por un buen motivo. Las luces estaban apagadas, y la única fuente de iluminación era la luna llena que se colaba a través de las cortinas.

Habían pasado solo unas horas desde que ella y Dipper se habían encontrado en el bosque. Habían salido a dar un paseo, algo que solían hacer cuando necesitaban alejarse del caos del mundo. Sin embargo, esa noche, Pacifica tenía otros planes en mente.

Durante días, había notado cómo Dipper se concentraba demasiado en sus investigaciones, siempre preocupado por resolver el último misterio del pueblo. Pacifica sabía que lo que él necesitaba era una pequeña distracción, y ella era la persona perfecta para proporcionársela.

Mientras caminaban por los senderos, ella había fingido tropezar, cayendo dramáticamente en sus brazos. Dipper, siendo el caballero que era, la había sostenido con cuidado, con el ceño fruncido de preocupación. "¿Estás bien, Pacifica?" había preguntado, su tono lleno de genuina preocupación.

Ella había soltado una risita, fingiendo estar avergonzada. "Sí, estoy bien. Creo que solo me distraje."

Pero lo que Dipper no sabía era que todo había sido parte de un pequeño plan. Aprovechando que estaba tan cerca de él, Pacifica había deslizado un pequeño bichito de juguete dentro de su camisa, justo cuando él la ayudaba a ponerse de pie. A pesar de su actitud seria, Dipper era sorprendentemente fácil de asustar, y eso siempre la había divertido.

Unos minutos después, mientras seguían caminando, Dipper comenzó a sentir algo extraño en su espalda. Frunció el ceño, llevándose una mano detrás del cuello. "¿Qué es esto?" murmuró, palpando la tela de su camisa.

Pacifica, luchando por no estallar en carcajadas, observó con atención. Dipper, desconcertado, terminó sacando el pequeño bichito, y su reacción fue tal como ella lo había imaginado. "¡Pacifica! ¿Qué demonios es esto?"

Ella no pudo contenerse más y soltó una carcajada. "¡Es solo un juguete, Dipper! No te preocupes."

Dipper se quedó mirándola, sin saber si reírse o enfadarse, pero al final, una sonrisa se formó en sus labios. "¿De verdad, Pacifica? ¿De nuevo con tus bromas?"

"Vamos, Dipper, sabes que lo disfrutas," dijo ella, dándole un pequeño empujón juguetón.

De regreso en su cama, mientras recordaba la expresión de sorpresa en su rostro, Pacifica no pudo evitar reírse sola de nuevo. "La que se ríe sola, de sus maldades se acuerda," murmuró para sí misma, divertida.

Lo que Pacifica no esperaba era que, en ese momento, la puerta de su habitación se abriera lentamente, revelando a un Dipper con una ceja levantada y una sonrisa torcida. "¿Te estás riendo de nuevo de esa broma barata, Pacifica?"

Ella se sobresaltó, pero rápidamente recuperó su compostura, sonriendo con inocencia. "¿Quién, yo? No sé de qué hablas."

Dipper cruzó los brazos, acercándose a la cama. "Claro que sabes. Y creo que ya es hora de que pruebes un poco de tu propia medicina."

Antes de que ella pudiera reaccionar, Dipper saltó a la cama y comenzó a hacerle cosquillas sin piedad. Pacifica gritó y se retorció de risa, tratando de escapar, pero Dipper la tenía atrapada.

"¡Dipper, para! ¡No puedo más!" gritaba entre risas, pero él no mostraba señales de detenerse.

Finalmente, cuando Pacifica apenas podía respirar de tanto reír, Dipper la soltó, sonriendo con satisfacción. "Eso es lo que te mereces por todas tus travesuras."

Pacifica, aún recuperándose, lo miró con una mezcla de diversión y desafío. "Tal vez, pero no te olvides, Dipper, que soy una Northwest. Siempre tengo un plan B."

Dipper la miró con curiosidad, pero antes de que pudiera decir algo, Pacifica lo sorprendió con un beso rápido en los labios, dejando a Dipper sin palabras.

"Eso es por hacerme reír tanto," dijo ella con una sonrisa traviesa.

Dipper, aún procesando lo que acababa de pasar, sonrió y se recostó a su lado. "Bueno, entonces creo que debería hacerte reír más a menudo."

Pacifica se acurrucó junto a él, sintiendo el calor de su cuerpo y la familiaridad de su compañía. "Me parece justo."

Y así, en la oscuridad de la noche, con la risa todavía resonando en sus corazones, ambos se quedaron dormidos, sabiendo que, en Gravity Falls, siempre habría lugar para las maldades y las risas compartidas.

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One short de Dipcifica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora