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—¡Quería seguir durmiendo! ——grite cuando me cargo en su hombro dejando mí trasero que solo era cubierto por la ropa interior a su vista.
—Tienes que desayunar, es una orden. ——mordí mí labio inferior.
—Me encanta tu voz, suena tan bien. ——me dejó en la silla de la cocina en lo que iba a preparar la comida—— aguafiestas.
—Debes comer algo. Anoche-
—Anoche fue el detonante para que tu ya tengas en mente que no debes hacerme enojar. No te preocupes por la basura que tienes en esa caja, yo lo resolveré.
—Como tu decidas, preciosa. ——me levanté de la silla para ir hacia el y abrazarlo por la cintura, alce lentamente su camisa acariciando su abdomen hasta llegar al borde del pantalón.
—¿Y si mejor me comes a mí? ——pregunte divertida.
Paren...
—Seria una buena idea.
—¿Que quieres decir? ——cuestiono confundido.
—Quiero que bebas de mí sangre, Eddie. ——se rió sin poder evitarlo, pero al ver mí semblante su sonrisa se borró.
—No haré eso.
—¿Por qué no? Sería un avance en nuestra relación si planeas casarte conmigo. ——dije de brazos cruzados esperando su aprobación. Se veía dudoso y preocupado.
—No creo que sea buena idea.
—Amor, prácticamente no pensaste en si me destruirias al penetrarme sin compasión, ¿Y está cosa insignificante te preocupa? Soy inmortal, ya te lo dije. ——suspiro.
—¿Estás segura? ——asentí.
Me tomo por las piernas y me subió a la mesa. Amarre mí cabello en una coleta y quite los primeros cuatro botones de la camisa de Edward.
—No tengas miedo, no me pasará nada. ——coloco ambas manos en mí cintura, luego se colocó entre mis piernas para acercar su boca a mí cuello. Rodeé el suyo con mis brazos por sus dientes clavando mí piel.
Doloroso pero soportable.
—No te detengas.
Enrede mis piernas a su cadera para atraerlo más a mí, podía sentir como succionaba con ferocidad, lo que conseguía que de mí boca escaparan pequeños quejidos.
