ⁱⁿⁱᶻⁱᵒ ⁿᵒⁿ ᵖʳᵒᵖʳⁱᵒ ᵇᵘᵒⁿᵒ

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Rebotaba sobre el regazo de Alec como si mí vida dependiera de ello. Mí frente se encontraba sudada y mí garganta seca debido a que no podía cerrar la boca gracias a los sentones que pegaba.

Contexto.

Pasados unos meses, yo me vi en la necesidad de fornicar como una maldita perra en celo, pero no tenía al lindo cobrizo en mí vida así que opte por mí siguiente opción.

Alec.

Ese maldito vampiro roba vidas se insinuó hacía mí persona pero sin ser tan evidente. Fue solo un:

“Te verías tan linda siendo ahorcada, Hera”

Obviamente que pensé unos días su propuesta bien disimulada. Había ingresado a la sala principal con la excusa de “necesito la ayuda de Alec para unas cosas”. Obviamente Jane no se comió ese cuento pero dejo que su hermano me ayudara.

Ahora me encontraba en esta situación.

Las manos del castaño apretaban mí cintura y me ayudaba a ir más rápido sobre el. Ni siquiera pensaba si podría llegar a partirme en dos o matarme, solo buscaba satisfacerse al igual que yo.

—En cuatro ahora. ——no espere nada, solo obedecí su orden. Apreté las sábanas a la vez que ahogaba un grito cuando su miembro entro sin piedad en mí sensible vagina.

A veces extrañaba la delicadeza de Edward cuando se trataba de mí zona hinchada que buscaba compasión y descanso, pero esto me gustaba un poco más.

Edward era un caballero, Alec era la viva imagen de un monstruo sin piedad.

—¡Ah! ——grite cuando me vine por tercera vez en lo que va del día.

Llevabamos cuatro horas así.

—No olvides la reunión que tienes con Marcus en unos minutos. Deberías bañarte, hueles a sexo. ——dijo acomodando su capa o lo que sea sin dirigirme una mirada.

—Que educado. ——respondí con sarcasmo tomando mis cosas para ingresar al baño.

Me di una relajante ducha de agua caliente sin medir el tiempo que debía usar porque la reunión con el vampiro comenzaba en unos cuantos segundos.

Lo que me dejaba tranquila era que era el único que me tenía paciencia, y podría decirse que afecto hacia mí persona. Me conmovió un poco cuando dijo que me parezco a su difunta esposa Didyme. Tanto física como personalidades.

Cʜᴀʀᴍɪɴɢ Wɪᴛᴄʜ || 𝙀𝙙𝙬𝙖𝙧𝙙 𝘾𝙪𝙡𝙡𝙚𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora