CAP. 53

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ENID POV

Aun notaba el frío cuerpo de Wends pegado a mi, haciendo simetría con mi cuerpo, encajando como una pieza de puzzle, destinada a no separarse, pude oír su respiración tranquila, notar que descansaba, un suave sol anaranjado entrando por el ventanal de su cuarto, una brisa ligera que hacía bailar a la cortina, un aroma a incienso que descendía del comedor, su pelo negro en mi cuello haciéndome cosquillas, y sus manos abrazando mi brazo que la enlazaba conmigo.

Esos minutos fueron mágicos, fueron sanadores, fueron únicos. Se despertó poco a poco y se giró hacía mi rostro, con los ojos entrecerrados y sus cejas enfadadas me preguntó.

-¿Estas bien? -dijo en voz baja-

-Si Wends, descuida.

-Que.. -intentaba incorporarse en la cama- ¿que te pasó ayer?

-Bueno... -me incorporé yo también- ahogué las penas de la peor manera posible, siento que me vieras así y mas ahí.

-Enid no me molestó que fuese en ese lugar, el lugar es lo de menos, lo que importa es el hecho, y no actuaste bien. -dijo seria-

-Discúlpame -dije avergonzada-

-Agh.. -suspiró- yo te disculpo Enid, la que se tiene que auto disculpar eres tú.

-¿Que? -la miré-

-Sí -insistió- deja de hacerte daño de estas maneras.

-Ya... -obvié- razón no te falta -dije en voz baja-

-Pues actúa Enid, deja de pensarlo tanto.

-Lo se Wends solo que... -me cortó-

-Se que no es fácil Enid -me miró- pero hasta que no empieces nunca podrás trabajar en ello, y te hace falta.

-¿Y como empiezo Wends...? -dije cabizbaja-

-Piensa ¿que haría la otra Enid? la versión qué más te gusta de ti, o la que quieras construir a mejor. -se levantó-

Tenia tanta razón, y aun con todo lo que le he hecho me acoge en casa, me cuida y me da consejos, que habré hecho yo en la vida para merecer a Miércoles. Sea lo que sea, estoy eternamente agradecida de que esté en mi vida para bien, nos merecemos un buen futuro. Esto esta siendo mi motor para abrir los ojos al despertar.

-Ven, Enid. -dijo alto-

-¡Voy!

Me levanté de la cama y me miré al espejo, me había puesto un pijama que era mio de la academia, rosa, me pregunto como es que aun tiene esto en su casa, me fui para el comedor y la vi sentada esperándome para desayunar.

-Oh Wends -dije abriendo los ojos expresivamente- no tenias por qué hacerme el desayuno.

-¿Como que no? siéntate anda -tan amable como siempre- tienes que alimentarte.

-Sí capitana -asentí-

Me senté a su lado y puso la televisión porque sabe que yo no soy de silencios en comidas, me miraba de reojo y yo no podía evitar ruborizarme, estaba tan guapa cuando se ponía así de seria, coqueteándome desde su frialdad, me ponía nerviosa y se me escapaban medías sonrisas que al parecer a ella le fascinaban. Recogí el desayuno y nos recostamos en el sofá.

-Me parece muy mal que hayas recogido la mesa -dijo enfadada-

-Pero Wends... quiero ayudarte ¡no lo vas a hacer todo tú! que yo también estoy aquí durmiendo.

-Pero no es justo es mi casa yo debería de atenderte -dijo de brazos cruzados enfadada pero para mi parecía un angel gruñón-

-Ayer no opinabas lo mismo sobre que era solo tu casa -dije sonriendo pícaramente a lo que se ruborizó al momento-

-Yo no dije nada de casas -apartó la mirada-

-Yo recuerdo haber escuchado "vamos a casa" -sonreí de nuevo-

-Bobadas -dijo seria-

-Alguien no quiere admitir sus palabras -reí-

-¡Mentira! -se enfadó aun más- bueno, a la próxima recoges de nuevo la mesa, por ir de lista -dijo orgullosamente-

-¿Entonces quieres que vuelva, no? -volví a sonreír-

-¡Enid! -dijo mirándome enfadada a lo que reí-

Pasamos el día viendo películas y hablando de vez en cuando, a la noche quise sorprenderla, porque ya me tocaba a mi hacer las cosas bien.

-Wends.

-¿Si? -apartó la mirada de su libro para mirarme a mi, con las gafas medio bajadas-

-Vamos, arréglate -dije animada- te invito a cenar.

-¿Es una cita? -se recolocó las gafas-

-Em... -me puse roja- sí.

-Oh -dijo sorprendida- te luces Enid -se levantó para irse a arreglar-

Nos arreglamos y la verdad que ella estaba guapísima, se puso un conjunto negro de encaje con sus trenzas colgantes y una corbata que le quedaba realmente atractiva, yo opté por el blanco para marcar contraste y pude notar en su piel pálida un tono rojizo al verme.

-¿Vamos? -dije sonriendo-

-Eh... -no me quitaba la mirada de encima- sí.

La llevé a un restaurante bastante caro de la ciudad, dada la ocasión quería lucirme pero bien, sabía que en ese restaurante tocaban jazz y eso iba a ser un estupendo aliado de mi salida para que le agradase a Wends, disfrutamos del ambiente y de la comida.

-Esto me recuerda a aquella cita que tuvimos en el pueblo escapándonos de la Academia. -dijo con una leve sonrisa que solo saca conmigo siendo sincera-

-Desde luego... -reí- que tiempos -le devolví la sonrisa y la miré- que suerte tenerte enfrente de nuevo.

-Vas a hacer que me atragante -se ajustó la corbata-

Salimos de allí y fuimos a tomar una copa en un sitio mas apartado, sabía que las aglomeraciones de gente no le gustaban y eso no estaba en mis opciones.

-Tu no deberías beber más después de lo de la otra noche loba. -dijo seria pero bebiendo un buen trago de su vaso-

-Pues.. ya veo que bebes tu por mi -reí-

Pasamos un rato agradable entre sonrisas, anécdotas y consejos de vida.

-No sabes lo que agradezco que estés en mi vida -dije sincera-

-Como te he dicho antes, vas a hacer que me atragante -carraspeó torpemente a lo que reí-

-Me encantas Wends.

-Y tu a mi, Enid.

Volvimos a casa y se duchó, después de ella fui yo y nos pusimos los pijamas, así acostándonos y poniendo una película para poder conciliar el sueño.

-Gracias por este momento Enid, me a agradado.

-A ti Wends, tu compañía es la única que quiero.

-Lo mismo digo.

Se giró para dormir.

Beso triste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora