CAP. 36

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ENID POV

Rodeando una habitación, que para mi corazón, era una jaula, sudando frío, entre tanto calor, sequedad de boca, pero también del dolor, pruebas diarias para entrenar mi valentía, fuerza y perseverancia, pero tan solo arruinan mi cabeza y mi simpatía, ganas de salir de aquí dejando de huellas mis garras, pero una gran seguridad recorre el perímetro para que no salga. Entre todas esas melódicas frases, se esconde la tristeza, la rabia y la desesperación, estoy cansada de cada día que pasa, y a su vez, me esta cambiando la forma de ser, en su día, no fui la dulce y simpática Enid que todo el mundo conoce, cambié porque, entré en razón de que lo que hacía y hace mi familia no es ser buena persona, ahora me obligan a volver al "bando", porque en el fondo saben, que era la mejor, aun así, sin obtener mi licantropía completa.

Al ver que ahora la tengo, saben que puedo llegar a ser invencible, todo para robar y demás tonterías que no quiero ni recordar, no quiero volver a ser esa versión, ni quiero volver a tratar mal a la gente. Cierta persona malhumorada y con atuendos negros se merece una disculpa por mi parte, no tiene explicación alguna de mi, de nada de lo que pasó, me pregunto como estará, y si todavía, piensa en mi.

Tocan a la puerta.

-Enid -es mi madre- te toca el entrenamiento de cada mañana, ya sabes que consiste en atrapar cinco guardas y hacerlos tus rehenes.

-No quiero -dije sin mirar-

-Sabes que una simple respuesta no va a servir -empezó a reírse-

-¡Si tan fuerte soy podría acabar contigo! -tiré un marco de foto-

-Veo que ya no esta tu dulzura de tapadera que te pusiste -sonrió-

Noté mis pulsaciones cada vez más intensas.

-Y... no lo harás, ¿sabes porqué?

Le miré con rabia.

-Porque soy tu madre.

Me salieron las garras.

-Debes tranquilizarte Enid, al final la que tendrá que acabar contigo seré yo, ahora, sal a tu entrenamiento diario, no me hagas darte una descarga.

Cerró la puerta, suspiré.

MIERCOLES POV

-Cosa, tenemos que averiguar el paradero, y seguramente sea en el bosque, ya sabemos que es su madriguera.

-Sí pero, es muy extenso...

-Tranquilo, la encontráremos, en marcha.

ENID POV

Corriendo, buscando a los guardas, me se este entrenamiento de memoria, ya voy por el último, siempre se esconden. Entro en licántropa.

-No puedes esconderte -dije con voz mas grave- vamos, ríndete -me disparan y a su vez gimo de dolor- me has dado... huye.

Al estar transformada, duele pero, nada que no pueda dejarme seguir con mi vida, mientras no me disparen en el corazón, la gravedad de agredirme así es que mi agresividad se disparata, y en vez de hacerlo rehén, voy hacerlo almuerzo, lo persigo unos segundos, lo embisto y lo agarro.

-Yo que tu hoy desearía no haber nacido.

Y como dije, lo convertí en mi almuerzo.

-Muy bien -aplaude- hoy te has salido.

La miré y quería irme.

-No no -me frena- toca una más, he estado trabajando en una cosa para ti.

-¿El que? -dije juzgándola-

-Es una sorpresa, para cuando llegue la siguiente prueba-

MIÉRCOLES POV

Estamos en mitad del bosque buscando, aun es por la mañana, y me siento inspirada para poder hallar un nuevo escondite, no pierdo la esperanza de salvarla y... de verla.

-¿Crees que hace buen tiempo para pelear?

-Siempre hay buen tiempo para pelear, Cosa, la verdadera pregunta es si, conseguiremos sacarla de ahí sin morir.

-Te encanta morir.

-Cierto pequeño.

Se escucha un grito.

-¿Que? ¿donde...? -dije despistada- vale hay que estar alerta, será mejor escondernos e ir con cautela.

Cierto es que, a lo lejos había un lugar con bastante humo, seguramente causado por la tierra del bosque ¿se estarán peleando allí? Di dos pasos y teníamos enfrente a un lobo, por un momento mi corazón se tambaleó y lo único que me salió por mi estúpida boca fue.

-¿Enid? -se abalanzó sobre mi rugiendo, parecía un león- ¡joder! -intentaba quitármelo- morir por ti no es una muerte muy gloriosa -empecé con mis técnicas de combate, defenderme como buenamente podía- estas luchando como un cobarde -dije mientras le seguía pegando-

Me mordió el brazo, sin quitármelo pero, con heridas bastante profundas, y derramando mi sangre por mi.

-¿Esto es todo lo mejor que sabes hacer? -dije con muchísima rabia, ahora, abalanzándome yo sobre el- aparte de cubrirte las espaldas, la cara también deberías -saqué uno de mis tres cuchillos del cinturón y se lo clavé-

Cayó al suelo, y yo también, me levanté poco a poco mirándolo.

-¿Estas bien? -dijo Cosa-

-¿Que pregunta es esa ahora mismo? Vamos, tenemos que, continuar.

Dolían las heridas, pero más dolía saber que Enid esta manipulada.

-Si...

Beso triste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora