PROLOGO

167 33 3
                                    

PACTO

KIRSTIN

«—¿Volveremos a hacer esto? —preguntó con profundo rencor en su voz —¿Cuál es el motivo para que continues con esta farsa después de que te liberaste de eso que nos separaba, poniendo una muralla, ahora inquebrantable? —no respondió.

Solo lo miró con desinterés, haciendo que perdiese los estribos, de igual manera no importándole en demasía cuando no estaba por la labor de calmarle las dolencias.

Advirtió como el rubio de ojos verdes se pasaba con desesperación las manos por la cabeza, gruñendo preso del dolor.

Un dolor que raramente ya no le afectaba.

Que no le causaba el más mínimo conflicto.

Solo desarrugó la falda perfectamente plisada de su vestido, admirando sin parpadear como se salía de sus casillas.

Queriendo que de verdad le conmoviese y contenerlo, pero solo vino a su mente cuando ella le pidió lo mismo y el le volteó la espalda sin mirar atrás o intentar regresar sus pasos.

No obstante, su reacción no era por venganza, si no porque llanamente ya no sentía.

—De verdad no piensas siquiera excusarte —eso fue una afirmación.

—Discúlpeme, pero no veo el motivo para hacerlo cuando no advierto una razón válida que exponga el por qué darle algún tipo de explicación —intentó acercarse, pero Oskar, uno de los gemelos se puso en medio mirándolo de manera amenazante, como si de por si su musculatura no causase la intimidación suficiente.

Masculló una maldición, pero regresó sus pasos.

—Tu me amas —la declaración no la inmutó.

—Y tu me amas —soltó de vuelta sin verle la necesidad de corregirle.

—Y de igual manera piensas casarte —el silencio fue la respuesta afirmativa que necesitaba —. Esto es humillante.

—Hasta donde tengo entendido, no te ha pedido tal muestra de devoción —advirtió como le ponían de manera posesiva las manos en los hombros y le besaban en cuello.

—rio en respuesta el rubio de ojos marrones, haciendo que tiritase bajo su tacto y aliento.

—Oh, mi leal consejero, es propio que me digas las verdades en la cara, y que te preocupes por el bienestar de mi prometida, pero no hagas méritos para que tu acto de nobleza se vea empañado, y tomado como una ofensa, porque es propio que la veneres, teniendo siempre en cuenta que siempre ha sido inalcanzable e intocable.

—¡Kirstin! —soltó Charles esperando a que interviniese, haciendo que asintiera y subiera la mirada topándose con esos ojos marrones que la analizaban como si estuviese estudiando todos y cada uno de sus gestos.

—le saludó regalándole una sonrisa de boca cerrada que este correspondió besándole la punta de la nariz tomándola por sorpresa, y haciéndola carraspear para recuperar el temple de los segundos anteriores —. Es mal presagio ver a la novia antes de la boda.

—Y muy mal visto ser visitada por un hombre en medio de la noche, y tu estás con tres —señaló haciendo que agrandase la sonrisa —. Oskar sigue mis ordenes, y Luxemburgo...

—No es nadie que tenga el poder suficiente para que acapare una atención que le pertenece solo a usted —dijo cerrando los ojos ante el beso posesivo que le dio en la frente como respuesta.

DESCUBRIENDO EL AMOR (EL REY DE PRUSIA Y LADY EXCELSA) || INADECUADOS IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora