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El reggaeton resonaba por toda la casa, Manuela bailaba sola en la sala mientras ordenaba el desastre que tener una niña de casi cuatro años implicaba.

Creyó haber escuchado ruido, pero lo ignoro.

Otra vez, bajo el volumen.

El timbre.

Estaban llamando a la puerta.

Observó por la mirilla y logro divisar a Kany, impaciente.

— Ka ¿Qué haces aquí? -cuestiona Manuela, con la puerta entreabierta-

— Baby, creía que te había pasado algo -suspira, agarrándose el pecho- ¿Puedo pasar? Traje regalos -informa, levantando unas bolsas del suelo-

Manuela movió su cuerpo de lugar, permitiéndole la entrada a su hogar. Kany se instaló, como si fuera suya.

— ¿Estas limpiando? Manuela, no puedes hacer esfuerzo, puñeta -regaña, Manuela rodó los ojos-

— Ka, estoy embarazada, no invalida -recuerda, harta de la misma conversación- Además, me siento inútil. Todo el día aquí sola, sin hacer nada... Con Allegra trabaje hasta horas antes de parir y con este bebé no puedo ni ir al baño sola -resopla-

Kany acarició los hombros de Manuela, comprendía su frustración.

— Ya lo sé, baby... Ya sabes, son ordenes del médico -recuerda- Mientras yo este, ni a ti ni a ese pequeño le pasará nada

Manuela torció el gesto, tratando de formar una sonrisa.

La rubia saco de las bolsas diferentes cosas para el bebé, se veía súper emocionada. Manuela no sabía muy bien como sentirse, tenía las emociones revueltas.

— Ka -la frenó en seco- Te agradezco mucho todo esto -sonríe- Y yo se que haz sido más madre de Alle que Victoria, y algunas veces más madre que yo... Siempre voy a agradecerte eso, pero... -trago saliva- Pero ni Allegra, ni este bebé son tus hijos -escupió-

Podía ver como Kany había adoptado una posición maternal, adjudicándose derechos que no le pertenecían y creando en su mente una familia de mentira.

El gesto de Kany se torció, reflejando dolor.

— Lo siento, Ka...

— No digas nada -interrumpió- Tienes razón, no son mis hijos, pero mucho menos de Victoria. Ella nunca se responsabilizo y lo sabes, Manuela...

Se levantó de su asiento e intento salir de la casa, pero se frenó a decir sus ultimas palabras.

— Tu y yo hubiéramos sido una familia hermosa y sobre todo feliz, aunque tu jamás me miraste de esa forma. Es momento que deje de intentar lograr algo imposible, tu amas a la mamabicha de Victoria y yo te amo a ti... Así que como último acto de amor, te dejo ser feliz con ella -solloza-

La puerta sin cerradura le permitió escapar, ocultando sus lagrimas; Lagrimas que habían tocado el corazón de Manuela.

Tal vez había sido muy dura, o tal vez solo estaba siendo muy honesta.

¿O duramente honesta?

¿Honestamente dura?

¿Un nene o nenas mellizas?
👶🏼

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐋𝐨𝐩𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora