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"Lo que no te mata, te hace diferente"

El guasón.

Cuando todos bajaron del tren, Hermione escucho a lo lejos a Hagrid llamando a los de primer año para hacer el característico viaje en bote por el lago negro, ella podría percibir los nervios de esos niños, eran los mismo que ella había sentido en su primer año, el miedo a lo desconocido, a lo diferente, pero a su vez estaba emocionada por aprender nuevas cosas. Estos niños iban a experimentar cosas nuevas y bonitas, encontraran amigos, aprenderán sobre la magia, tendrán un futuro increíble, tal vez encontraran el amor, ella por el contrario lo único que encuentre será la muerte, porque primero muerta que al lado de Ronald.

— Tierra llamando a Hermione, tenemos que agarrar un carruaje. — hablo Ginny rompiendo la cadena de pensamientos que atacaban a Hermione.

— No es necesario que estés todo el tiempo conmigo Ginny, puedes ir con tus otros amigos, yo estaré bien. — dijo la castaña con una pequeña sonrisa

— Tu eres mi única amiga, Hermione. — afirmo la pelirroja dudosa.

— ¿Y dónde dejas aquella rubia de Ravenclaw de tu mismo año? — pregunto Hermione bromeando con su amiga. — ¿Cómo es que se llama? ¿Sol? —

— Luna, se llama luna, Hermione. — Ginny la corrigió mientras reía.

— Como sea, puedes ir con ella, no te preocupes por mí. — insistió la castaña

— Está bien, no voy a pensar que tal vez quieres deshacerte de mí, me voy con Luna y me llevare conmigo a los chicos. — aviso la pelirroja guiñándole un ojo.

Hermione se rio de las ocurrencias de su amiga mientras se retiraba hacia uno de los últimos carruajes que eran los que casi siempre estaban vacíos, necesitaba soledad y ansiaba un cigarrillo. Por fin llego al último carruaje y como lo sospechaba estaba solo, era perfecto para poder fumar en paz. Así que, saco un cigarrillo de la maleta que tenía junto con un encendedor para prenderlo comenzando a inhalar el humo por sus labios para después soltarlo por la nariz, poco a poco sintió sus músculos relajarse quitando la tensión de sus hombros, recostó su cabeza en la parte de atrás del asiento cerrando sus los ojos.

— Creo que debes cambiar de perfume, es demasiado fuerte para ti, uno menos fuerte seria perfecto, Diggory. — dijo la castaña aun con los ojos cerrados.

— ¿Cómo supiste que era yo si tienes los ojos cerrados? — preguntó el chico castaño con curiosidad.

— Por arte de magia. — respondió sarcásticamente. — En realidad fue por tu perfume, como dije es muy fuerte. —

— Oh, entonces lo cambiare, ¿Desde cuándo fumas? — interrogo un poco preocupado, según él, eso no era muy bueno.

— Porque quiero y porque me relaja. — contesto sin tomarle importancia a la pregunta.

— Mhm, ¿No se supone que es malo? — Cedric solo miraba como la castaña expulsaba el humo de su boca.

— Si y no me importa. — Gruño irritada ante la insistencia del Hufflepuff. — No te metas donde no te llaman, Diggory, sin ofender.

Y sin más salí del carruaje dejando al castaño con la palabra en la boca caminando los últimos metros que quedaban por llegar al castillo, tal vez su acto sea considerado de mala educación, si sus padres la hubieran visto hacer aquello estaba segura de que la regañarían, pero eso ahora no le importaba, no era el momento de que le hicieran preguntas que no quería contestar, bueno tampoco es como si tuviera las respuestas para hacerlo, ¿Qué les diría cuando le preguntaran que le pasaba? ¿Qué había descubierto que su director junto a un gran numero de personas influyentes la iban a traicionar? O ¿Qué sus dos grandes amigos la traicionarían? No había que ser demasiado inteligente para saber que no le creerían, no tenia pruebas y tampoco las conseguiría.

The héroes in a poorly told story.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora