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|POV Cyrus|

“Me compraste”, alegas para tus adentros  con sutil amargura. 

Porque no había combinación más nociva que alguien con poder y otro carente de este.

La celebración es sencilla, sólo los más allegados están. Una boda sencilla en celebración pero ostentosa si uno se tomaba la molestia de indagar en los más mínimos detalles.

El champagne es servido en tu copa, la espuma empieza a disolverse a medida que la copa es llenada. Observas por un momento el anillo en tu mano; debió costarle mucho dinero. 

El trago es amargo, tan amargo como toda aquella velada. 

Tu traje blanco permanece impecable. Todo en ese lugar parece ser perfecto.

Acaricias con recelo el frasco de gotas para dormir que permanece en tu bolsillo. Esa noche ibas a necesitarlo, después de todo era tu noche de bodas. Tu primer noche junto a tu esposo, Thelonious, lastima que tú no fueras homosexual, ¿Verdad? Pequeño gran detalle que todos los allí presentes ignoraban.

Una mano posesiva rodea tu cintura, sacandote así de tus pensamientos; es tu esposo, desea tu atención, porque no había razón alguna para estar dando un mínimo de tu atención a cualquier persona o cosa que no se relacionara con él. Bien lo establecia el contrato prenupcial: todo tú ahora le pertenecía a él. Por unos largos tres años así sería, tiempo suficiente para lograr la salud plena de tu enferma madre.

Era un convenio cruelmente justo; tu libertad y voluntad a cambio de darte los recursos económicos necesarios para tratar la enfermedad de tu madre.

—Estoy contando los minutos para tenerte en mis brazos—, susurra en tu oído, provocando una incomodidad pura en ti.

—Desearía poder decir lo mismo—bebes de un sólo trago el restante de tu bebida, y continuas,—Pero no es necesario mentir, ¿Cierto? 

Clava las yema de sus dedos en tu cintura. Tu comentario lo ofendió.

Dominación consensuada -Tyrus-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora