Capítulo Ocho

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-¡Arriba!

A la mañana siguiente algún ser cruel le quitó las mantas de encima a Fluke; dejándolo al fresco.

Abrió los ojos y vio a Ohm, completamente vestido con un traje inmaculadamente cortado color azul marino.

-¿Arriba?- repitió él adormilado-. ¿Qué hora es?

-Las siete. Y, como un buen esposo, te vas a levantar para desayunar conmigo- dijo el sádico-. Cepíllate el cabello, lávate la cara y baja conmigo.

Fluke se estremeció de frío y por lo rudo del despertar. A él le gustaba despertarse despacio y tranquilamente, tomándose su tiempo.

-Eres como un zombi a esta hora, ¿no?- le preguntó Ohm al tiempo que le ponía un cepillo en la mano.

-No tengo una bata.

- Ponte mi batín.

Ohm lo hizo sentarse y le puso el batín.

-Estoy ridículo.

-Y ¿a quién le importa?

Fluke se metió en el cuarto de baño y gimió. Apenas había dormido la noche anterior y ahora la tortura empezaba casi con el amanecer. ¿Qué le pasaba a Ohm? ¿Es que los Thitiwat tenían una vena de locura en la familia? ¿Es qué Fluke no le había dado lo que él decía que quería? ¿Es qué no lo había dejado en paz y se había apartado de su camino? Seguro que la mayoría de los esposos infieles matarían por una libertad como esa. Entonces, ¿por qué Ohm le estaba pidiendo de repente que hiciera las cosas que hacen los esposos, tales como compartir la cama y el desayuno?

Cuando estuvieron sentados a la mesa, Ohm le dijo de repente: -No vendré a casa esta noche.

Fluke ni parpadeó. Pero sí se preguntó por qué se había molestado en decírselo.

-Estaré en Génova hasta mañana.

Luego se produjo un largo silencio.

-¿Es qué no tienes ningún interés en mis movimientos?- le preguntó luego Ohm muy tranquilamente.

Ninguno, se dijo Fluke. No podía permitirse tener ningún interés. Quería pensar en Ohm como en el tío de Nicky, no como en su marido. En realidad, se había negado a pensar en él como en su marido.

-¿Quieres que me interese?

Ohm apretó la mandíbula, le brillaron los ojos, apartó su servilleta y se levantó.

-Te veré mañana.

Fluke se aclaró la garganta para hacerle una pregunta que llevaba varios días pensando: -¿Ohm...?

Ohm lo miró impaciente.

-¿Cuándo piensa venir Damon a ver a Nicky?

Ohm pareció sorprendido.

-Está invitado a hacerlo cuando quiera desde nuestra boda.

Fluke tomó aire.

-¿Soy yo? ¿Es por mí por lo que no ha venido?

-De verdad que no tengo ni idea. Naturalmente, no será una reunión fácil para ninguno de ustedes dos. Aunque un poco más de sinceridad por tu parte simplificaría las cosas.

-¿Por mi parte?

-Te admito que no supieras que Damon estaba casado. Pero no aceptaré lo que dices de que le pidió a tu hermano que se casara con él.

-Lo hizo.

-Ni tampoco aceptaré que dejara a tu hermano sin medios económicos para salir adelante con el embarazo.

Unidos por el rencor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora