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《Punto de quiebre》

Sunghoon despertó aquella mañana sintiendo una emoción inusual burbujeando en su interior. Era sábado, pero no cualquier sábado, era 8 de diciembre, su cumpleaños.

Durante unos segundos se quedó tumbado, observando cómo la luz del sol entraba por las rendijas de las cortinas, iluminando suavemente la habitación. La emoción en su pecho crecía mientras pensaba en lo que significaba ese día. El año anterior, su hermana había aparecido sorpresivamente en su departamento con un pastel en mano. Un gesto tan inesperado como valioso, dado que sus padres apenas le permitían mantener contacto con ella. También había salido con sus amigos en la mañana y, por la noche, Jake lo había llevado a un restaurante elegante y regalado un hermoso anillo que aún llevaba pusto en su dedo anular.

A Sunghoon nunca le había importado demasiado recibir regalos. Era alguien que valoraba mucho más el amor, la atención, esos gestos pequeños pero significativos que le recordaban que no estaba solo. El último año había sido uno de los más solitarios de su vida, lleno de tensiones y distancias emocionales, por lo que este cumpleaños significaba más que nunca. Deseaba, por una vez, ser el centro de atención, rodeado de personas que lo hicieran sentir querido.

Se levantó de la cama de un salto, su emoción era palpable. Se dirigió al closet, buscando algo un poco más especial que su atuendo diario. Después de todo, era su día, y quería vestirse acorde a la ocasión. La mayor parte de la ropa más fancy que poseía eran regalos de Jake o de Jay, y aunque no podía permitirse comprar prendas costosas, tampoco le importaba demasiado. Se conformaba con estar cómodo y verse bien, aunque fuera con lo que tenía a mano.

Mientras el agua caliente de la ducha corría sobre su piel, sus pensamientos se desviaron hacia los eventos de las últimas semanas. Algo había cambiado, y su corazón lo sabía. La tensión entre él y los amigos de su novio se había diluido, al punto de que ahora incluso los sentía más cercanos.

Todo seguía igual en su relación y aunque esa distancia habría sido motivo de preocupación meses atrás, Sunghoon lo veía como un alivio. Las peleas constantes habían desaparecido, y por fin había algo de paz en su vida.

Sin embargo, esa paz era superficial. Había momentos en los que sentía que el silencio entre ellos decía más de lo que cualquier palabra podría. A pesar de todo, no le molestaba. Incluso, encontraba consuelo en la consideración que los amigos de Jake, especialmente Heeseung y Ni-ki, mostraban hacia él. Siempre estaban dispuestos a callar al resto cuando las bromas se volvían demasiado ruidosas, cosa que el resto no tomaba a mal y solo bajaban la voz, ese pequeño gesto lo hacía sentir incluido en el grupo de alguna manera.

Últimamente, Sunghoon había pasado más tiempo en casa de Jay. Entre sus visitas y las reuniones con sus amigos, la carga que llevaba en sus hombros parecía haberse aligerado significativamente. Jongseong y su círculo cercano le proporcionaban un refugio del caos que había sido su vida, y eso le daba una paz que había estado necesitando desesperadamente. Con Heeseung, las cosas también habían cambiado. Aunque al principio se habían acercado por razones académicas, ahora a menudo se encontraban en la cafetería donde solían estudiar química, simplemente para pasar el rato y disfrutar de la compañía mutua. Había algo en su relación con Heeseung que se sentía cómodo, natural, y eso lo tranquilizaba.

Sunghoon salió de la ducha completamente renovado, listo para su día especial. Pantalones de mezclilla oscuros, camisa blanca con una fina corbata negra y un cárdigan de franela tambien negro. Un conjunto sencillo, pero que lo hacía sentir bien. Se perfumó, echó un último vistazo al espejo y sonrió levemente. No era el atuendo más elaborado, pero había algo en su reflejo que le hacía sentirse satisfecho.

Deliciously Wrong || HeehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora