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《Cartas sobre la mesa》

—Necesitaba verte... —dijo en voz baja, sin saber exactamente cómo empezar—. Necesitamos hablar.

Heeseung sintió cómo su cuerpo se tensaba al escuchar esas palabras. El eco de la noche que ambos compartieron aún resonaba en su mente, haciéndolo sentir atrapado entre la culpa y el deseo. Tragó con dificultad, queriendo desaparecer en ese momento, sabiendo exactamente de qué quería hablar Sunghoon, pero sin estar preparado para enfrentar la realidad.

—Es sobre esa noche, ¿cierto? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

Había pasado todo el día evitando a Sunghoon, manteniéndose a la distancia, incapaz de mirarlo a los ojos. No solo a él, sino también a Jake. Heeseung se sentía como el peor amigo del mundo. Había traicionado la confianza de Jake, alguien que había estado a su lado durante tanto tiempo, y el peso de esa culpa era abrumador. Pero al mismo tiempo, una parte de él se sentía afortunada, privilegiada incluso, por haber tenido la oportunidad de estar con Sunghoon, la persona más hermosa que jamás había conocido. Era un torbellino de emociones que no lograba controlar, tenía miedo.

Sabía que esa conversación llegaría eventualmente, pero había hecho todo lo posible por prolongarla, como si al evitarla pudiera mantener vivo el sueño de que, quizás, después de aquella noche, Sunghoon se daría cuenta de que lo amaba y correría a sus brazos, prometiéndole estar juntos para siempre. Pero en lo más profundo de su ser, Heeseung era consciente de que esa fantasía nunca se cumpliría. Él no era suyo.

Heeseung estaba asustado. No quería perder a Jake, su amigo de tantos años, pero tampoco podía soportar la idea de renunciar a Sunghoon. No después de lo que habían compartido. Había cruzado una línea que, en algún momento, se había prometido a sí mismo nunca cruzar, y ahora no podía volver atrás. Lo peor era que, aunque sabía que estaba siendo egoísta, no le importaba. Había pasado años pensando en los demás, en Jake, en mantener las apariencias, en ser el buen amigo, el chico perfecto, pero nunca se había permitido a sí mismo ser feliz.

Y en esa noche, en esos breves momentos con Sunghoon, había experimentado una chispa de lo que podría ser la felicidad, aunque fuera a costa de todo lo demás. Pero ahora, enfrentado a la realidad, sabía que tendría que hacer una elección. Y ninguna opción parecía ser la correcta, su cabeza era un lío.

Sunghoon lo miraba, esperando una respuesta, y Heeseung no sabía qué decir. Sabía que esa conversación determinaría el curso de sus vidas, y estaba aterrorizado de lo que pudiera pasar.

—Hee, quiero ser completamente honesto contigo —Sunghoon dio un par de pasos hasta quedar frente a Heeseung, su mirada fija pero temblorosa, como si las palabras pesaran más de lo que podía soportar.

—No tienes que decir nada. Lo siento, fue mi culpa —Heeseung pasó una mano por su rostro con frustración—. No debí hacer eso mientras estabas borracho.

—No te disculpes, Hee. No fue solo tu culpa —Sunghoon tomó una de las manos de Heeseung entre las suyas, sus dedos entrelazándose con suavidad—. El sexo es cosa de dos. No te voy a culpar, ni te voy a decir que fue un error, porque no me arrepiento de lo que pasó.

Los ojos de Heeseung se iluminaron, toda su expresión cambió en un instante. Como si de repente se le hubiera concedido un deseo que ni siquiera se atrevía a pronunciar. Sin pensarlo dos veces, jaló a Sunghoon de la mano y lo abrazó con fuerza, apoyando su cabeza en el cuello de este, permitiéndose respirar profundamente su aroma, ese que lo hacía sentir como si todo fuera posible, como si el mundo hubiera dejado de ser un lugar hostil.

—Hyung... —Sunghoon susurró, su voz temblaba—. No puedo decirle a Jake, no puedo dejarlo.

El cuerpo de Heeseung se tensó al escuchar esas palabras. Aún con la sonrisa en su rostro, se separó un poco, lo justo para mirar a Sunghoon a los ojos, aunque una sombra de decepción se reflejaba en su mirada. No podía negar que se desilusionó, pero no lo mostraría.

Deliciously Wrong || HeehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora