Toxic I
¿Nunca han tenido la certeza de que están haciendo algo mal pero a la vez se siente demasiado bien? Eso le ocurrió a Heeseung.
¿Por qué se siente tan bien cuando lo que siento está tan mal?
¿Por qué tuve que enamorarme de él?
¿Por qué él ent...
Todos los eventos, lugares, relaciones, personajes y situaciones son ficticias, creadas por mi. No se pretende dañar la imagen de ningún artista. Escrito solo con fines de entretenimiento.
Historia original, 100% mía. Todos los créditos están reservados.
Recuerden, shippear no es malo, lo malo es idealizar a los ships e incomodar a los idols involucrados afirmando que son novios o con otro tipo de comentarios fuera de lugar. No queremos seguir destruyendo amistades preciosas por ships.
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Un asustado Sunghoon jugaba nervioso con el dobladillo de su camisa, incapaz de calmar la ansiedad que sentía mientras esperaba a su cita. Sabía que ese encuentro era importante, no solo porque llevaba meses acumulando sentimientos por él, sino porque estaba decidido a dar un paso que cambiaría para siempre su relación. El sol ya amenazaba con esconderse, bañando el cielo en tonos naranjas y rosados que se reflejaban suavemente en las aguas del río Han. Eran casi las seis de la tarde, y el parque comenzaba a llenarse de sombras alargadas que se estiraban sobre el césped.
Sunghoon había elegido con cuidado el lugar donde esperar. Un árbol alto y frondoso se alzaba justo al lado del río, brindándole un refugio del calor del día y una vista perfecta del paisaje que tanto le gustaba. A sus pies, había extendido una manta de color suave, sobre la cual había dispuesto cuidadosamente algunos snacks que había preparado con esmero: galletas, frutas frescas y un par de refrescos que había enfriado previamente. Todo estaba pensado para que fuera un encuentro perfecto, o al menos eso esperaba.
A pesar de sus esfuerzos, no podía evitar que su mente corriera en mil direcciones. Cada pequeño movimiento a su alrededor lo hacía saltar, sus nervios lo traicionaban, recordándole una y otra vez lo que tenía planeado hacer. ¿Y si todo salía mal? ¿Y si no sentía lo mismo? La idea de que su confesión pudiera arruinar la amistad que tanto valoraba lo llenaba de un miedo paralizante.
Observó el río por un momento, tratando de calmarse. El agua fluía con una serenidad envidiable, como si nada en el mundo pudiera perturbar su curso. Se preguntó si, después de esa tarde, él también sería capaz de encontrar una paz similar, o si sus emociones continuarían desbordándose como un torrente.
El tiempo parecía alargarse, cada segundo era una eternidad. Revisó su teléfono por enésima vez, esperando un mensaje que le dijera que estaba cerca, que no se había olvidado de él.
Nada.
Un suspiro escapó de sus labios, y volvió a guardar el móvil en su bolsillo, tratando de no pensar demasiado en lo que pasaría si no aparecía.
Pero entonces, un sonido familiar rompió el silencio. El crujido de las hojas secas bajo unos pies que se acercaban hizo que el corazón de Sunghoon diera un vuelco. Giró la cabeza y ahí estaba él, caminando en su dirección con esa sonrisa despreocupada que tanto le gustaba, con su cabello desordenado por la brisa y las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta.
