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Midnights // charles leclerc
Capitulo: 11



























































Midnights // charles leclerc Capitulo: 11

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NO QUERÍAS LASTIMARME

04 de Diciembre del 2022
Montecarlo, Mónaco

El clima en Mónaco era tan brillante como de costumbre, pero dentro del lujoso apartamento que Charles compartía con Alexandra, la atmósfera estaba cargada de tensión. Los días de la temporada de Fórmula 1 ya habían acabado, pero no era eso lo que mantenía a Alexandra despierta por las noches. Era la creciente distancia que sentía entre ella y Charles, una distancia que ni los más dulces gestos ni las palabras más cariñosas podían reducir.

Charles había llegado temprano de su entrenamiento, con la intención de pasar la tarde descansando, pero al entrar en el apartamento, la vio sentada en la sala de estar, su expresión era seria y preocupada. Alexandra, que siempre había sido la imagen de la elegancia y la confianza, ahora parecía vulnerable, como si llevara una carga invisible pero pesada.

—Alexandra —saludó Charles con una sonrisa suave, aunque su corazón se encogió al ver la expresión en su rostro—. ¿Todo bien?

Ella lo observó durante un largo momento antes de responder, como si estuviera sopesando sus palabras cuidadosamente.

—Charles, necesitamos hablar —dijo finalmente, su voz temblando apenas perceptiblemente.

Él sintió que el suelo se deslizaba bajo sus pies. Esas tres palabras nunca presagiaban nada bueno. Se acercó lentamente y se sentó a su lado en el sofá, tomando su mano en un intento de ofrecerle seguridad.

—¿Qué pasa? —preguntó, aunque en el fondo ya sabía hacia dónde se dirigía la conversación.

Alexandra retiró suavemente su mano, un gesto que le dolió más de lo que esperaba.

—He estado notando cosas, Charles —comenzó ella, con su mirada fija en un punto indefinido de la sala—. Hay una distancia entre nosotros que no puedo ignorar. Antes pensaba que era solo el estrés de las carreras, pero ahora... ahora no estoy tan segura.

Charles sintió un nudo formarse en su garganta. Sabía que había estado distante, pero había intentado convencerse de que Alexandra no lo había notado. Era una mentira que solo se decía a sí mismo.

—Alex, yo... —comenzó, pero ella lo interrumpió.

—No, Charles. Déjame terminar. —Alexandra lo miró directamente a los ojos, y él pudo ver la tristeza y la incertidumbre en ellos—. Durante mucho tiempo, he intentado ser comprensiva, darte espacio para que manejes lo que sea que esté pasando por tu mente. Pero últimamente, no puedo dejar de pensar en Oliver.

El nombre de Oliver, pronunciado con tanta cautela y dolor, resonó en la sala. Charles se quedó sin palabras, incapaz de negar lo que ella ya había adivinado.

—He visto cómo reaccionas cuando alguien menciona su nombre, cómo tu mirada se pierde cuando piensas que no estoy mirando. No puedo seguir fingiendo que no lo noto. —Alexandra dejó escapar un suspiro tembloroso—. Charles, necesito saber la verdad. ¿Todavía sientes algo por él?

La pregunta quedó flotando en el aire, pesada y cargada de implicaciones. Charles se quedó en silencio, luchando con sus propios sentimientos, con la verdad que había intentado ocultar no solo a Alexandra, sino a sí mismo.

—Alex, tú has sido mi compañera, mi apoyo en los momentos más difíciles. Te quiero, y eso es innegable —dijo con sinceridad, pero sabía que no era suficiente—. Pero la verdad es que... no he podido olvidar a Oliver. Es algo que he intentado superar, pero siempre está ahí, en el fondo de mi mente.

Alexandra cerró los ojos, como si estuviera procesando lo que acababa de escuchar. Cuando los abrió de nuevo, había una determinación en ellos.

—¿Y qué significa eso para nosotros, Charles? ¿Qué significa para ti esta relación?

Charles deseó poder darle una respuesta clara, una que no la hiriera, pero la realidad era que no tenía una.

—No lo sé, Alex —respondió con honestidad—. No sé qué hacer. Estoy atrapado entre lo que siento por ti y lo que todavía siento por él.

Alexandra asintió, como si hubiera esperado esa respuesta.

—Creo que ambos necesitamos tiempo para aclarar nuestras mentes —dijo finalmente, su voz más fuerte, aunque el dolor seguía presente—. No quiero ser una segunda opción, Charles. Merecemos algo mejor que esto.

Charles asintió, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que Alexandra tenía razón, y que, por primera vez en mucho tiempo, necesitaba enfrentar sus sentimientos de manera honesta, sin esconderse detrás de su trabajo o de sus responsabilidades.

—Tienes razón. Necesitamos tiempo. —Su voz se quebró un poco—. No quiero perderte, pero tampoco quiero seguir hiriéndote.

Alexandra se levantó del sofá, y Charles la siguió. Se acercó a él y lo abrazó, un abrazo que se sintió más como una despedida temporal que como una reconciliación.

—Sea lo que sea que pase, quiero que sepas que siempre voy a apreciar lo que hemos compartido —susurró ella contra su pecho.

Charles la sostuvo con fuerza, sintiendo el dolor de lo que podría ser el principio del fin de su relación. Mientras la abrazaba, no pudo evitar pensar en lo diferente que había imaginado su vida hace unos años, cuando el futuro parecía tan claro y prometedor.

Cuando Alexandra finalmente se apartó, le dio una última mirada antes de irse al dormitorio para empacar algunas cosas. Charles se quedó solo en la sala, su mente un torbellino de emociones y pensamientos. Sabía que este era un punto de inflexión, no solo en su relación con Alexandra, sino en su vida entera.

Mientras se dejaba caer en el sofá, exhausto y emocionalmente drenado, solo una pregunta rondaba en su mente: ¿Cómo había llegado hasta aquí?

Las respuestas no vendrían fácilmente, pero Charles sabía que era el momento de enfrentarlas, por doloroso que fuera.


















































Las respuestas no vendrían fácilmente, pero Charles sabía que era el momento de enfrentarlas, por doloroso que fuera

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