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Midnights // charles leclerc
Capitulo: 13





























































Midnights // charles leclerc Capitulo: 13

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MY TEARS RICOCHET

15 de Diciembre del 2022
New York, EE.UU

El estudio de grabación estaba sumido en una atmósfera íntima, con las luces bajas y las paredes forradas de paneles insonorizados que mantenían el mundo exterior a raya. Oliver estaba sentado frente al piano, sus dedos deslizándose suavemente sobre las teclas, tocando una melodía que parecía provenir de lo más profundo de su alma. Cada nota resonaba con una carga emocional que él mismo apenas podía soportar.

Después de su ruptura con Gavin, Oliver había decidido tomarse un descanso del mundo de la actuación. El éxito de Sabrina y las luces brillantes de Hollywood lo habían llevado a lo más alto, pero también lo habían dejado vacío por dentro. Necesitaba tiempo, espacio para respirar, para encontrar su centro. Y sabía que la música siempre había sido su refugio, el único lugar donde podía ser completamente honesto consigo mismo.

Mientras dejaba que sus manos fluyeran libremente por el piano, una voz suave lo sacó de su ensimismamiento.

—¿Otra canción sobre él? —preguntó Emma, su productora y amiga cercana, mientras entraba al estudio y se apoyaba en el marco de la puerta.

Oliver dejó escapar un suspiro y asintió, sin apartar la vista del piano.

—No puedo evitarlo, Emma. Cada vez que intento escribir sobre otra cosa, mi mente vuelve a él. Es como si no pudiera seguir adelante sin sacar todo esto de mi sistema.

Emma se acercó y se sentó junto a él en el banco del piano, observándolo con una mezcla de compasión y preocupación.

—Es normal, Oli. Pasaste por mucho con Charles, y esas heridas no sanan de la noche a la mañana. A veces, la única forma de sanar es dejar salir todo lo que llevas dentro, y la música es tu forma de hacerlo.

Oliver sonrió débilmente y asintió. Sabía que Emma tenía razón, pero eso no hacía que el proceso fuera menos doloroso.

—Es como si cada nota que toco, cada palabra que escribo, fuera una confesión —admitió, su voz temblorosa—. Y al mismo tiempo, es como si estuviera atrapado en un bucle, repitiendo una y otra vez los mismos sentimientos, sin poder liberarme de ellos.

Emma le dio una palmadita en la espalda, ofreciéndole el consuelo que sabía que necesitaba.

—No estás atrapado, Oliver. Estás procesando. Y está bien que te tome tiempo. Nadie espera que superes algo así de la noche a la mañana. Lo importante es que estás aquí, enfrentándolo, en lugar de huir.

Oliver asintió nuevamente, aunque la carga en su pecho no disminuía. Se giró hacia el piano y tocó unas cuantas notas más, dejando que la música hablara por él.

Mientras tanto, al otro lado del mundo, Charles Leclerc estaba en su propia batalla interna. Las carreras de Fórmula 1 ya acabaron seguían exigiendo su atención, y cada vez que se subía al monoplaza para practicar o simplemente rondaba por la fabrica de Ferrari, era como si pudiera dejar atrás todo lo demás. Pero esa ilusión se desvanecía en cuanto se encontraba solo en su departamento y volvía al mundo real.

A pesar de su reciente separación con Alexandra, Charles no podía evitar que su mente volviera a Oliver. Su ruptura con Alexandra había sido un desastre público, y la prensa no había tardado en fijar denuevo en Oliver. Sin embargo, por mucho que intentara convencerse de que había hecho lo correcto, el peso de su pasado con Oliver seguía acechándolo, como un fantasma que no podía exorcizar.

En cada entrevista, cada conferencia de prensa, los periodistas no tardaban en hacer preguntas sobre Oliver, insinuaciones sobre la canción Reputation y los rumores que circulaban en la industria. Charles había aprendido a esquivar esas preguntas con respuestas diplomáticas, sonriendo y cambiando de tema con habilidad. Pero cada vez que lo hacía, sentía que una parte de él se rompía un poco más.

Una tarde, después de una agotadora sesión de entrenamiento, Charles se encontraba solo en su habitación de hotel, mirando por la ventana hacia la ciudad que se extendía a sus pies. Era una vista espectacular, pero todo lo que podía ver era la sombra de Oliver, siempre presente en su mente.

Su teléfono sonó, interrumpiendo sus pensamientos. Era un mensaje de Max, preguntándole cómo había sido su día. Charles comenzó a escribir una respuesta, pero sus dedos se detuvieron en la pantalla. No quería mentirle, pero tampoco podía decirle la verdad: que por mucho que intentara, no podía olvidar a Oliver.

Finalmente, dejó el teléfono a un lado, incapaz de enfrentarse a la realidad en ese momento. Se dejó caer en la cama, cerrando los ojos e intentando apagar el ruido en su cabeza, pero las imágenes de Oliver y los recuerdos de su tiempo juntos seguían apareciendo, implacables.

Oliver y Charles, ambos atrapados en sus propios mundos, luchaban por encontrar la manera de seguir adelante. Pero el peso del ayer seguía persiguiéndolos, recordándoles que, por mucho que intentaran ignorarlo, su historia aún no había terminado.
































 Pero el peso del ayer seguía persiguiéndolos, recordándoles que, por mucho que intentaran ignorarlo, su historia aún no había terminado

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DELICATE // Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora