⋆.˚ BAROU SHOEI
Estás cómoda. La cama de Barou siempre te ha parecido así. Tu espalda descansa sobre el suave colchón, tu cuerpo se hunde un poco en la sábana azul con dibujos triangulares blancos. La habitación huele a limpio como siempre y al spray de lavanda con el que Barou baña cada espacio de la habitación después de salir de la ducha después de un largo partido.
El ventilador de techo hace un ruido apenas audible que puedes captar, reconociéndolo por primera vez hace unas tres semanas después de años de pasar tiempo en su habitación. La ventana también está abierta, lo que ayuda a evitar que sudes.
Tienes una almohada debajo de la cabeza, otra en la parte baja de la espalda y, estás cómodo... Incluso podrías quedarte dormido, si claro, no estuvieras tan emocionado de prestarle atención.
Estiras el cuello para verlo mejor y ver exactamente lo que está haciendo, lo que está buscando.
"Shoei..."
"Quédate quieta", gruñe, agarrando un pie inquieto que se mueve a lo ancho de su hombro.
"No estaba planeando ir a ningún lado-", le dices, aunque sabes que no te está prestando atención, al menos no a lo que tienes que decir.
Su estómago levanta sus manos con una inhalación profunda.
"¿Qué estás haciendo?" quieres volver a conducir debajo de él, muy consciente de lo que está haciendo, o más bien de lo que no está haciendo.
De vez en cuando sientes sus dedos hundiendo el algodón de tus bragas entre los pliegues de tu coño, otras veces su aliento conduce en remolinos calientes a tu raja y sabes que en este punto tus bragas están empapadas, goteando a través de ellas, haciendo que el material luzca algo así como transparente.
"Estoy mirando". Barou responde, obvio. Un pulgar a la vez acaricia tu clítoris en círculos, la sensación de la tela besa tu área sensible y jadeas lentamente. "Puedo decir que te gusta cuando lo hago".
"Eso no es-"
"No me mientas", te acusa con una sonrisa que no puedes ver. Vuelves a acomodar tu postura para mirar, el aire que ondea sobre tu cabeza te quita el sudor de la frente y despeina los mechones oscuros de Barou en suaves espirales. A través de tus piernas en forma de 'M' y el valle de tu estómago, él te mira con los ojos entrecerrados y una mirada de cazador. "Estás tan mojada", admite, rompiendo la conexión entre sus ojos para mirar tu coño ahora.
Tira el borde de tus bragas a un lado, el olor a sexo y sudor llega a tu nariz apenas perceptible en medio del abrumador aroma de lavanda. Tu respiración se acelera y tu cara se siente aún más caliente. Ya sabes que en verano sólo empeora mucho el calor.
Con tu coño ahora desnudo debajo de su nariz, Barou puede ver mucho mejor el desastre que ha creado. Su pulgar le ayuda a separar los pliegues, subiendo y bajando sobre la suave y sensible carne de los labios internos.
"Sostén tus muslos por un momento", ordena con voz ronca.
Lo haces, agarras la carne justo debajo de tus muslos y los expandes aún más para él, con tus pies ahora no sobre sus hombros sino en el aire, te sientes mucho más inestable, más débil.
Estás temblando mientras él aprieta tu clítoris entre los dedos índice y medio, mientras desliza un dedo por tu raja y tu agujero se contrae ante el toque repentino. Barou puede sentir tu deseo, notando lo ansioso que estás por el tono sonrojado que se ha apoderado de tu coño. Barou lo aprieta, lo pellizca, lo descubre como si lo tocara por primera vez, como un científico experimentando. Estás temblando, ahora con más fuerza, pronuncias su nombre y te arrepientes casi de inmediato.
Barou te mira como si no te hubiera tocado en días. Tiene la boca abierta y los labios húmedos, tal vez de sudor, de su propia saliva. Su cabello es negro como si alguien lo hubiera despeinado con los dedos y sus ojos carmesí se hubieran vuelto oscuros.
"¿Qué, bebé?" Pregunta como si no supiera lo que quieres. "¿Qué es?" Habla después de dejar un beso en tu muslo.
Tu garganta se vuelve áspera tan pronto como él baja la cabeza sin perder el contacto visual, su lengua es solo un destello rosado que pierdes de vista después de que se hunde en ti. Una lamida de lengua plana que ensucia tus jugos, te saborea, te devora. Toma tu néctar con su lengua y lo hace girar alrededor de tu clítoris, chupando y lamiendo, aumentando sus caricias con cada nuevo sabor.
Barou te agarra el culo y te mete más en su boca. Él levanta los ojos y te mira con tu coño en la boca, sacudiendo la cabeza de lado a lado mientras chupa tu clítoris.
No lo verás hasta dentro de unos días debido a sus prácticas y al gran juego que tiene a fin de mes. Sabes que tiene que concentrarse, que no se va a distraer al verte en persona porque no puede pensar en nada más que en ti cuando estás cerca, siempre lleno de devoción hacia ti, así que tal vez esta sea su manera de hacer Lo recuerdas, que estarás pensando en él todas esas semanas hasta que lo vuelvas a ver.
Barou chupa una vez más tu clítoris, tus dedos se aflojan para agarrar su cabello y, sin embargo, gime como un animal herido. Se aleja con los labios fruncidos de la dulce fruta que está devorando para ladrar- "Mantenlas abiertas para mí".
Haz lo que te pide y Barou alterna entre follarte con su lengua gruesa y lamer tu clítoris. Entre el calor que se eleva como una niebla invisible que te abruma y su lengua castigadora que no te deja espacio para escapar, no tienes más remedio que correrte en su boca, arqueando la espalda y cayendo aún más en la trampa que era él.
"Dámelo todo", Barou hace rodar las palabras en su lengua, lleno de posesión, lleno de egoísmo, orgulloso de saber que no hay nadie en el mundo que pueda saborearte como él.
Y esto es todo en lo que pensará en el partido. Cada gol que marque, lo acercará más a estar contigo y volver a casa. Cada juego que gana, sabe que será un orgasmo que te dará.
"Esa es mi niña. Ve a beber agua, me darás otro."
¿Cuál es su ship favorito?
Empiezo yo, Lectoras x escritor. 🥰
JAJAJAJA