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Yoongi observa como el cielo se cubre en tonos naranjas con combinaciones rosas dejando frente a sus ojos el atardecer más precioso que alguna vez ha podido apreciar. El viento fresco le golpea las mejillas y mueve con suavidad su largo cabello blanco.
Bajó la mirada hasta su té de matcha y apretó el recipiente con algo de fuerza mientras recuerda las palabras que SeokJin me dijo antes de regresar al templo.

"-Yoongi, ahora estoy esperando un bebé. Namjoon está angustiado por que Lucifer puede despertar en cualquier momento pero es algo que no podemos evitar. Se que Namjoon, tu y yo lo sellamos por que se salió de control pero... Eso no quita el hecho de que tu lo amarás y que ambos también estuvieron esperando un bebé... Se que te dolió y te duele, estoy seguro que a él le duele mil veces más. No puedo imaginar el dolor de perder un hijo y mucho menos que la persona que ames tomé la decisión de encerrarte por 665 años.
Va a despertar, lo hará muy pronto así que prepárate para lo peor. No creo que él sea amable"

Le dio un sorbo escuchando unos pasos detrás suyo. No se molestó en mirar y solo siguió bebiendo sintiendo el té bajar por su garganta de manera agradable.
Le dejó una sensación cálida en el pecho.

-Oh, yo no se que sucedió Yoongi. Tomé una siesta y cuando abrí los ojos mi cabello estaba así- Jimin caminó hasta llegar a su lado, el peliblanco está sentado en la entrada principal donde el hermoso lago y puente se puede apreciar. Los rayos del sol chocan contra el agua creando un reflejo de luz mágico.

Yoongi levantó los ojos viendo unos largos mechones de cabello azabache, tiene un brillo especial y cuando sus ojos se encontraron con los de Jimin sintió que el sol lo iluminó de forma preciosa.

(Es él... Cuándo escondía sus cuernos)

Quedó pasmado al verle el cabello tan largo y hermoso. Le traía recuerdos preciosos de cuando ambos estaban juntos y sus vidas se resumían en explorar el infierno o los bosques de otros reinos juntos.

-Este templo fue tu hogar en algún momento de tu vida, probablemente tu cuerpo está reaccionando a la magia que abunda aquí. No es nada malo- Extendió las manos para que el pelinegro tome asiento al lado suyo y eso hizo sujetando la mano contraria con cuidado. Cada vez que tienen contacto físico sus cuerpos reaccionan ante una sensación extraña que los cubre por completo causando angustia y anhelo en sus pechos. Jimin le dio la espalda por un momento dejando ver su largo cabello.

-Quédate así- Yoongi movió los dedos y entre ellos apareció una goma de cabello color rojo sangre con una flor dorada. 

-Cuando tenías tu forma original... Yo trenzaba tu cabello antes de ir a dormir todas las noches...- Sus dedos se hundieron en aquel abundante y largo cabello negro. El aroma a crisantemo se hizo intenso destacando su dulzura más que el picante. Justo como lo recordaba.

-Tengo curiosidad por saber como nos conocimos- Susurró el pelinegro sintiendo ese toque agradable, su corazón late rápido pero a la vez tranquilo por el tacto del zorro.
Cerró los ojos sintiendo una brisa cálida golpearle el rostro y suspiró profundo con mucha comodidad. La voz suave y ronca de Yoongi le comenzó acariciar los oídos.

-Dios te envío a mi... Él siempre hace lo que quiere. Yo entrenaba de forma constante con otros ángeles que él enviaba. Un día simplemente te mandó y noté que eras diferente...- Yoongi acostumbraba a entrenar en la profundidad de una selva, el reino de los cielos es como los demás templos: Existe en alguna parte del universo, más allá de la mente y ojo humano. Al tener un poder sobresaliente, Dios lo comenzó a entrenar desde niño para crear el bien y poder defender el reino de los cielos junto a los ángeles y otros Dioses.

-Los ángeles son buenos. Ellos tienen un aura mágica, desconocida que te hace sentir seguro y tranquilo, todos son iguales son ojos celestes, cabello rubio y su piel visualmente parece una nube. Son irreales... Entrenar con ellos era como pelear con un niño pequeño, por que al ser seres celestiales su mente trabaja con bondad y cuidado- Aún tiene recuerdos muy frescos en su cabeza, la selva donde entrenó parecía una amazónica. El cielo siempre estaba pintado de azul, habían montañas gigantes llenas de vegetación y sobre ellas caían varias cascadas en forma de gradas. El aire allí era muy limpio, muchas veces sentía que sus pulmones se limpiaban y el agua era tan cristalina que podía ver a los pececillos nadar por allí o tomaba agua directamente de la poza cuando estaba cansado.  

The fate of the Golden Kitsune ~ YoonMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora